viernes, 10 de marzo de 2017

Estados de Consciencia


Comenzamos con la descripción de los estados de consciencia del señor Ouspensky:

Según el sistema que estamos estudiando, el hombre tiene la posibilidad de cuatro estados de consciencia. Son: dormir, estado de vigilia, auto-consciencia y consciencia objetiva. Pero aunque tiene la posibilidad de estos cuatro estados de consciencia, el hombre vive en realidad sólo en dos estados: una parte de su vida la pasa durmiendo y la otra parte en lo que se llama "estado de vigilia", aunque en realidad difiere muy poco del dormir.


En el primer estado de consciencia, es decir, en el dormir, no podemos saber nada de la verdad. Incluso si llegan a nosotros algunas percepciones o sentimientos reales, se mezclan con los sueños, y en el estado de sueño no podemos distinguir entre los sueños y la realidad.

En el segundo estado de consciencia, es decir, en el estado de vigilia, sólo podemos conocer la verdad relativa, y de aquí viene el término de "consciencia relativa".

En el tercer estado de consciencia, es decir, en el estado de auto-consciencia, podemos conocer la verdad completa sobre nosotros mismos.

En el cuarto estado de consciencia, es decir, en el estado de consciencia objetiva, se supone que somos capaces de conocer la verdad completa sobre todo; podemos estudiar "las cosas en sí mismas", "el mundo tal como es".



Hoy en día, normalmente dividimos el estado de "dormir" del señor Ouspensky en dos estados completamente separados ― el sueño profundo y el sueño con sueños, de acuerdo con la tradición Vedanta Advaita de la que Ouspensky derivó su sistema. El Dr. Roles reconoció la importancia de esta distinción desde el punto de vista de la neurociencia. Puede que fueran los descubrimientos sobre el cerebro lo que le llevaron a darse cuenta de que no es correcto considerar estos cinco estados de consciencia como una simple jerarquía. Los estados de auto-consciencia y consciencia objetiva están, desde el punto de vista de la función cerebral, más estrechamente relacionados con el sueño con sueños y el sueño profundo, respectivamente. Aquí está la descripción del Dr. Roles, basada en su diagrama esquemático del cerebro que aparece abajo:

Aquí están los tres niveles (A, B y C); puede usarse para muchos propósitos, pero digamos que (A) es el área del sistema nervioso (tronco cerebral) que todavía está operativo para mantener al organismo vivo en el estado más profundo de sueño sin sueños o en coma; (B) es el área más evolucionada más arriba del cerebro que opera en el estado de sueño; y (C) es aquella área que se añade cuando entramos en el mundo diurno con sus impresiones sensoriales externas y sus repercusiones en nuestra consciencia.

Lo que todos los científicos descartan es que hay una Consciencia absoluta en todo el universo y presente desde el nacimiento físico hasta la muerte en cada individuo, que es la única Consciencia pura; todo lo que ha sido llamado "consciencia" es sólo un reflejo de eso. Teniendo esto en cuenta, tomemos al hombre que (en común con los mamíferos superiores) comparte con ellos la mayor parte de esta estructura (C) excepto una cosa, y esa es la superficie superior (a, b, c) que el Profesor Ey y otras personas como Teilhard de Chardin llaman un "reflejo". Un animal puede hacer cosas, pero sólo el hombre sabe que las está haciendo; así que llamo a esta superficie superior el "campo de la consciencia", y todo lo que no entra en nuestra consciencia se encuentra debajo de ese campo; cualquier cosa de la que seamos conscientes está en ese campo, y hay niveles más altos y una Consciencia más universal por encima de eso que se alcanza ocasionalmente.

Pensando en el "campo de la consciencia", lo que es muy importante en la meditación es que el contenido de los niveles inferiores continúa y entra en la consciencia como parte de este "campo". Entonces, si (A) es esa área en la que vivimos en el sueño más profundo de la noche cuando no estamos conscientes de nada, y (B) es el nivel de los sueños, cuando nos despertamos durante el día estos dos niveles continúan pero son completamente sumergidos en este nivel exterior (C), que es gobernado por el mundo externo y la evidencia de nuestros sentidos.





Estados de Consciencia


Así que ahora, en la meditación, procedemos desde el exterior ―desde nuestro estado diurno (de vigilia) ordinario― e intentamos llegar al centro, a esta Consciencia pura y absoluta, y nos preguntamos: "¿Qué es realmente este pasaje al centro? ― ¿Cómo se siente?" Sabemos lo que significa extraernos de todos los pensamientos, sentimientos e impresiones ordinarios; nos sentamos con los ojos cerrados y evitamos todas las impresiones físicas; entonces evitamos todos los pensamientos y sentimientos y trastornos psicológicos y sueños del mundo sutil hasta llegar a un lugar que el Shankaracharya describe como el equivalente al sueño profundo, en el que no estamos conscientes de nada, pero en el que, en la Meditación, dejamos entrar la luz, mientras que en el sueño profundo esa área de la mente está completamente en la oscuridad.

Así que la auto-realización no consiste en volverse más astuto e inteligente que otras personas, ¡nada de eso! ― o más expresivos y activos; consiste en iluminar áreas que ordinariamente están en completa oscuridad. Incluso cuando descubres la Luz de la Consciencia, debes despejar todos los escombros del camino para que la Luz se extienda gradualmente hasta que el estado diurno sea iluminado por la Consciencia Pura, y todo lo que uno hace y dice en relación a otras personas se hace mejor y se dice mejor.

Esto es consistente con la descripción dada en el Mandukya Upanishad. (Para los que están interesados, se da una traducción en el Anexo de este documento). Tal vez podamos ver en la descripción de la auto-consciencia que da el Shankaracharya (o "conocerse a sí mismo como la presencia de la conciencia atestiguadora") el carácter similar de esto con el sueño:

Para apreciar el Sí mismo (Self) descrito en los Upanishads, se necesitan métodos sencillos. Muchas de estas descripciones se han dado en el pasado, pero ahora se puede arrojar más luz sobre el tema. La consciencia pura pertenece al "Observador silencioso e imparcial", sobre cuya visión interior o exterior se imponen los cambios y limitaciones que experimentamos cada 24 horas de nuestra vida. Estos son vistos por este Observador como un espectáculo pasajero mientras que Él (el Sí mismo) permanece siempre el mismo. Así como el oro puro permanece siempre oro, mientras que sus usos, aspectos y formas son innumerables; o como el cielo que observamos cuando un avión nos lleva por encima de las nueves es siempre el mismo; o como las olas del mar no causan pérdida o ganancia al propio mar; de la misma manera todos estos espectáculos pasajeros de la naturaleza no cambian al Observador, sino que sólo proporcionan variedad en la apariencia del mundo que vemos.


De manera similar, la descripción del sueño profundo del Shankaracharya parece corresponder con la consciencia cósmica en la que, estando despiertos, todo lo que vemos no se ve como un conjunto de objetos, sino como una modulación de la Consciencia universal:

En el sueño profundo el hombre no siente ningún deseo, no crea ningún sueño. Este sueño sin sueños es la tercera condición en la que el Sí mismo se hace cargo de ambos lados de nuestra naturaleza. En este estado, el Sí mismo está pleno de gozo, pero el individuo, al estar dormido, no sabe nada en absoluto. Sin embargo, cuando despierta, puede saber que el Sí mismo es el Señor de todos; el habitante en los corazones de todos; el Creador y disolvente de los seres. Sólo Él puede definirse por lo que no es. No puede ser visto, agarrado, negociado; es indefinible, impensable, indescriptible. La única prueba de Su existencia es la unión con Él; el espejismo del mundo desaparece en Él; es pacífico y bueno.


Mientras que el sistema del Sr. Ouspensky, la descripción del Dr. Roles y la enseñanza del Shankaracharya brillan como una luz en los primeros pasos del Camino, la Vía Directa va directamente al punto final de nuestro viaje. Dice que los estados de consciencia que experimentamos son simplemente conceptos superpuestos por la mente sobre la Consciencia pura ― lo que llamamos "yo":

En el sueño profundo, "Yo", esta Presencia testigo consciente, permanece exactamente como siempre es en los estados de vigilia y de sueño.
No hay objetos presentes en el sueño profundo y por lo tanto no hay memoria de ese estado. Al despertar, la mente interpreta ese estado como un vacío, una nada. Sin embargo, la ausencia de memoria no es una prueba de no existencia.

Al dormirse, las imágenes bien organizadas, las sensaciones y las percepciones del estado de vigilia son gradualmente reemplazadas por las imágenes menos organizadas del estado de sueño, pero durante esta transición no hay experiencia de un cambio en la presencia de Consciencia.
Del mismo modo, a medida que las imágenes del estado de sueño se desvanecen, la Consciencia permanece como está, y esta presencia de Consciencia sin objetos se conoce como sueño profundo.
En ningún momento de la transición del estado de vigilia al sueño profundo la Consciencia nunca experimenta un cambio en su propia presencia o continuidad.

Así como la Consciencia permanece completamente inafectada por el flujo cambiante de la experiencia durante el estado de vigilia, así la Consciencia permanece exactamente la misma durante la transición del estado de vigilia al estado de sueño, durante el propio estado de sueño y durante la transición del estado de sueño al sueño profundo.

De hecho, los tres estados de vigilia, sueño y sueño profundo están mal llamados. Estas tres categorías se basan en la suposición de que hay una entidad, llamada "yo", que hace la transición a través de estos tres estados. Una vez que se ve claramente que no hay una entidad individual, se ve, por la misma razón, que no hay tres estados.

Un estado es algo que dura un cierto período de tiempo. Viene y va. Sería más exacto decir que hay una condición, una condición siempre presente, a la que llamamos "Yo", Consciencia, Presencia, en la que todos los estados aparentes vienen y se van.

Los estados aparentes de despertar y soñar son modulaciones de esta Presencia.
El sueño profundo es, de hecho, simplemente la presencia de la Consciencia brillando por sí misma. ¡Es por eso que es tan tranquilo y agradable!


Entonces, ¿cómo sería "vivir" esta comprensión? Aquí está la descripción de Rupert:

Nuestra experiencia, sea o no reconocida, es siempre sólo de una sustancia siempre presente, homogénea e inmutable, que es a la vez consciente y presente.

Esto es todo lo que somos, todo lo que sabemos y todo lo que amamos. Nosotros, esta presencia consciente, nunca nos movemos, cambiamos, vamos a ninguna parte o hacemos nada. Siempre estamos en nuestro propio lugar, este lugar sin-lugar de nuestro yo.

Simplemente permanecemos como somos y, a veces, esta permanencia parece estar coloreada, por así decirlo, por el sabor del té, el sonido de la conversación, la imagen de la calle y los coches, el aeropuerto de San Francisco, el gris del cielo de Londres, La textura de las sábanas, la imagen de un sueño, la "nada" del sueño profundo, un correo electrónico de un amigo...
En este lugar sin-lugar, nada aparece o surge dentro de la consciencia. No hay mundo, otros u objetos, como tales.

Nuestro yo, la conciencia, es la única sustancia de todo (pero no hay "todo") y cada cosa aparente es nuestro propio yo modulándose a sí mismo en forma de vistas, sonidos, gustos, texturas, olores, etc., pero siendo siempre sólo él mismo.

Habiendo visto claramente que no hay mundo, objeto u otro, como tal, entonces podemos preguntar ¿qué es entonces nuestro yo, la conciencia, esta única sustancia? Sin embargo, para darle un nombre tenemos que objetivarlo incluso ligeramente. Lo convertimos en un "algo" y en contraposición a "otra" cosa. Estamos de vuelta en la dualidad.

Así, cuando la idea de un mundo separado e independiente se colapsa, la idea de conciencia se colapsa con ella. Si no hay ningún objeto, no puede haber un sujeto. Si hay un sujeto, debe haber un objeto. Así, incluso en la idea de "unidad", la dualidad está implícita. La "unidad" es una cosa con demasía.

Y entonces nos damos cuenta lo sabios que eran los primeros maestros. Ellos no nombraban a esta comprensión como "uno" o "unidad". Ellos fueron tan lejos como para decir que es "no dos".



Tarea previa a la reunión

¿Qué significa para ti el siguiente aforismo del Sistema? No pienses en ello o permitas que la mente trabaje con él ― simplemente deja que descanse en silencio en la mente. A veces, cuando hacemos esto, surgen nuevas ideas como si vinieran "de fuera”...

"Puede nacer un hombre, pero para nacer primero debe morir, y para morir primero debe despertar".
Anexo: Mandukya Upanishad
Primero, aquí está la interpretación del Shankaracharya de este Upanishad:

Había un sabio que escribió el Mandukya Upanishad. Mandukya es una palabra que realmente significa "rana" y este sabio, que había desarrollado un sistema, dijo que con "tres saltos" uno puede llegar al nivel más profundo del yo, al igual que una rana que estando en tierra seca y abrasada por el sol, y queriendo estar fresca y tranquila, puede alcanzar el agua con tres saltos donde gozará del frescor y de la tranquilidad del agua más profunda. Del mismo modo, estos son los tres saltos que necesitamos, y con estos tres saltos debería ser posible establecer la quietud de la mente.


El Mandukya es el más corto de los Upanishads. Lo siguiente es el texto completo, en una traducción poética de Sri Purohit Swami y W.B. Yeats. (En esta versión, "Brahman" se traduce como "Espíritu"; en nuestra tradición, traduciríamos esto como "Absoluto" o "Consciencia Universal".):

¡Señores! ¡Inspiración de sacrificio! Que nuestros oídos oigan el bien. Que nuestros ojos vean lo bueno. Que Le sirvamos con toda la fuerza de nuestro cuerpo. Que nosotros, toda nuestra vida, cumplamos Su voluntad.

Que la paz, paz y paz esté por todas partes.

¡Demos la bienvenida al Señor!

La palabra Om es lo Imperecedero; todo esto es su manifestación. El pasado, el presente, y el futuro, todo es Om. Lo que trasciende las tres divisiones del tiempo, eso también es Om.

No hay nada que no sea Espíritu. El yo personal es el Espíritu impersonal. Tiene cuatro condiciones.

La primera es la condición material ―común a todos― la percepción se dirige hacia afuera, mediante los siete agentes (1), y las diecinueve agencias (2) en las que el Yo goza de la materia densa. Esto se conoce como la condición de la vigilia.

La segunda es la condición mental, la percepción se dirige hacia adentro, mediante los siete agentes, y las diecinueve agencias, en las cuales el Yo goza de la materia sutil. Esto se conoce como la condición del sueño.

En el sueño profundo el hombre no siente ningún deseo, no crea ningún sueño. Este sueño sin sueños es la tercera condición, la condición intelectual. Debido a su unión con el Yo y su conocimiento ininterrumpido de él, se llena de gozo, conoce su alegría; su mente está iluminada.

El Yo es el señor de todos; el habitante en los corazones de todos. Él es la fuente de todo; el creador y disolvente de los seres. No hay nada que Él no conozca.

No es cognoscible por la percepción, dirigida hacia adentro o hacia afuera, ni por la combinación de ambos. Él no es ni lo conocido, ni lo no conocido, ni es la suma de todo lo que puede ser conocido. No puede ser visto, agarrado, negociado. Es indefinible, impensable, indescriptible.

La única prueba de Su existencia es la unión con Él. El mundo desaparece en Él. Él es lo pacífico, lo bueno, el uno sin un segundo. Esta es la cuarta condición del Yo ― la más digna de todas.

Este Yo, aunque está más allá de las palabras, es esa palabra suprema Om; aunque es indivisible, se puede dividir en tres letras correspondientes a las tres condiciones del Yo, la letra A, la letra U y la letra M.

La condición de la vigilia, llamada la condición material, corresponde a la letra A, que encabeza el alfabeto y respira en todas las demás letras. El que entiende, obtiene todo lo que quiere; se convierte en un líder entre los hombres.

La condición del sueño, llamada la condición mental, corresponde a la segunda letra U. Ella sostiene; se encuentra entre el despertar y el dormir. El que entiende, sostiene la tradición del conocimiento espiritual; mira todo con un ojo imparcial. Nadie que ignore el Espíritu nace en su familia.

El sueño sin sueños, llamado la condición intelectual, corresponde a la tercera letra, M. Pesa y une. El que entiende, pesa el mundo; rechaza; se une a la causa.

La cuarta condición del Yo corresponde al Om como Uno, la palabra indivisible. Él es completo; más allá del negocio. El mundo desaparece en Él. Él es lo bueno; el uno sin un segundo. Así, Om no es más que el Yo. El que entiende, con la ayuda de su yo personal, se funde en el Yo impersonal; El que entiende.


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