lunes, 21 de abril de 2014

A veces lo único que necesitamos es el abrazo de una gallinita




¿Quién dijo que las gallinas no demuestran sus sentimientos? 

En este vídeo se ve como un niño abraza a su gallina muy cariñosamente.

Todos necesitamos cariño aunque no lo creas hasta los peces. 


miércoles, 16 de abril de 2014

La trampa del odio y el rencor

A una consulta de Psicología a menudo llegan personas que dicen odiar o sentir rencor hacia su ex pareja, el hijo o el padre que le abandonó, los políticos, los curas, los extranjeros… En fin, la lista de personas que se pueden odiar es prácticamente infinita.

Muchas veces estas personas tienen una razón de base, de una u otra forma, se han sentido abandonados o engañados y esto ha despertado ese sentimiento negativo tan fuerte. Lo curioso es que todos ellos piensan que al odiar, le están haciendo daño al otro. No se dan cuenta de que se están haciendo daño a sí mismos.
El rencor y el odio son dos sentimientos muy profundos que se arraigan y terminan desequilibrando nuestra mente y cuerpo. Porque cualquier sentimiento negativo que experimentemos, sobre todo si está presente durante años, termina pasándonos la cuenta y volviéndose contra nosotros.
El odio y el rencor, a la larga, es un profundo resentimiento y se basan en la necesidad de decir algo que jamás se ha podido expresar (o al menos no con la intensidad que la persona desearía). La persona, de cierta forma, se siente defraudada y comienza a generar dentro de su mente una serie de ideas negativas contra ese enemigo. Con el paso del tiempo, estas ideas aumentan su intensidad y pueden provocar numerosos problemas, desde la ansiedad hasta enfermedades psicosomáticas (de hecho, incluso hay escuelas de pensamiento que afirman que el odio profundo es una de las causas del cáncer, pero esto aún no se ha demostrado científicamente).
De una forma u otra, lo cierto es que ir por la vida cargado de odio y rencor es como tener que llevar siempre un pesado fardo a nuestra espalda que no nos deja ser del todo felices. Entonces, además de albergar sentimientos negativos, te estás negando la oportunidad de ser feliz. En resumen, lo veas por donde lo veas, estos sentimientos no generan nada positivo. Por eso lo mejor es trabajar para canalizarlos y eliminarlos de una vez y por todas.

¿Cómo eliminar el odio y el rencor?

1. Habla con la persona que te ha ofendido y cuéntale cómo te has sentido. En el caso de que no puedas hacerlo, puedes utilizar la técnica de la silla vacía. En práctica, te colocas delante de una silla e imaginas que allí se encuentra esa persona. Dile todo lo que piensas. Te aseguro que se trata de una técnica con un elevadísimo poder catártico, te sentirás muchísimo mejor cuando termines.
2. Acepta la imperfección. Tanto las personas como las organizaciones son imperfectas y no siempre pueden satisfacer todas tus necesidades y expectativas. Es importante aprender a vivir con eso.
3. No te conviertas en juez. Detrás del odio y el rencor casi siempre se esconde un juicio y la sensación de que eres mejor que la otra persona (la que cometió el error). En realidad, todos somos diferentes. Aprender a juzgarnos solo a nosotros y no ir por la vida vistiendo la toga del juez no solo te ayudará a eliminar estos sentimientos negativos sino que te hará mucho más feliz.
4. Acepta que todo cambia. El mundo está en continua transformación y las personas con él. Quizás no te has dado cuenta de que esa persona ha cambiado, solo porque estás demasiado imbuido en la imagen que te has construido de él y que ya no se corresponde con la realidad.
5. Aprende a dejar ir. En la vida nos pueden pasar muchas cosas que consideramos injustas. A veces, lo mires por donde lo mires, es difícil encontrarle el lado positivo. En esos casos, lo mejor es dejar ir el rencor y el odio.

martes, 15 de abril de 2014

Ábrete a la vida




Ten cuidado de lo que piensas porque afecta a todo el mundo ( la resonancia morfica de sheldrake )



La teoría de la Resonancia Mórfica de Rupert Sheldrake podría ser una de las teorías científicas más revolucionarias de la historia, sentando las bases para entender la interdependencia existencial. O podría ser solamente una versión más del pensamiento new age, sin bases en la realidad, sólo que postulada por un biólogo de Cambridge.
“Darwin pensaba que los animales y las plantas, más que especies, podían considerarse como hábitos”, Rupert Sheldrake.
Cuando en 1981 Rupert Sheldrake publicó su libro Una Nueva Ciencia de la Vida:  La Hipótesis de la Resonancia Mórfica, el editor de la prestigiosa revista Nature, John Maddox, reaccionó diciendo que la obra de Sheldrake era una herejía y sugiriendo que tal vez su libro debería de ser quemado. Quizás, como le sucedió a Galileo, Sheldrake supera el entendimiento de sus coetáneos.
La polémica siempre ha rodeado la obra de este vanguardista biólogo, doctor por la Universidad de Cambridge, quien lo mismo es considerado un hereje seudocientífico que vende humo metafísico, que una de las mentes más brillantes de nuestra época y unos de los pocos científicos suficientemente valientes para aventurarse más allá de lo que el paradigma científico valida.
Años después del anatema  de la revista Nature, que básicamente exilió a Sheldrake a los márgenes de la academia, cuando sus teorías ya se habían popularizado, una nueva controversia lo enfrentó con uno de los científicos más reconocidos de Gran Bretaña y del mundo, Richard Dawkins (autor de la teoría memética del gen egoista). Tanto Sheldrake como Dawkins iban a participar en un documental de televisión en el que se discutirían temas en las fronteras de la ciencia. Al parecer Dawkins se negó a discutir el trabajo de Sheldrake sobre la telepatía, descartando de antemano analizar la evidencia recopilada durante años por Sheldrake, bajo la premisa de que la mera discusión de este tema es irracional.
Sheldrake ha sido ridiculizado por la ciencia mainstream por su trabajo estudiando la telepatía entre animales y sus dueños, la telepatía telefónica o la preciencia de que alguien nos está observando. Pero generalmente estas críticas son más a los temas que Sheldrake investiga que a su trabajo científico, el cual no carece, ciertamente, de rigor.

lunes, 14 de abril de 2014

El Plan de tu Alma y El Don de Tu Alma - Robert Schwartz

1ª Parte de 2



2º Parte de 2


Robert Schwartz


El Significado Espiritual Secreto de tu vida y los desafíos 

¿Te gustaría conocer tu proyecto de vida y por qué estás en el mundo? 

¿Te gustaría profundizar en el significado oculto y el propósito de los desafíos particulares que has enfrentado en la vida? 

¿Qué se esconde detrás de nuestras pruebas más duras? 

¿Es todo sufrimiento sin sentido?

sábado, 12 de abril de 2014

LOS CUATRO ASPECTOS DEL AMOR SEGÚN EL BUDISMO



• Bondad incondicional o benevolencia. Capacidad de dar alegría y felicidad a la persona que amas. Aprender a observar a quien amamos porque si no la comprendemos no la podremos amar. La comprensión es la esencia del Amor. Dedicar tiempo a estar presente y atento y observar profundamente. A eso se le llama comprensión- 

 • Compasión. Deseo y capacidad de aliviar el sufrimiento de otra persona. Para conocer la naturaleza de su sufrimiento y ayudarla a cambiar, también hay que observarla profundamente. Para eso es necesaria la meditación. Meditar es observar a fondo la esencia de las cosas. 

 • Alegría. Si en el Amor no hay alegría, no se trata de verdadero amor. Si estamos sufriendo y llorando todo el tiempo o si se hace llorar a la persona que amamos, eso significa que no se trata de un verdadero amor, incluso puede llegar a ser lo opuesto a él. Si en la relación de pareja no hay alegría, seguro que no es un verdadero amor. 

 • Ecuanimidad y libertad. El verdadero amor hace alcanzar la libertad. Cuando se ama de verdad se le da al otro una absoluta libertad. Si no es así, no se trata de un verdadero amor. El otro debe sentirse libre, no solo por fuera, sino también por dentro. 

Thich Nhat Hanh (Vietman Central, 11 de Octubre de 1926)


fuente:http://comunidadconsciencia.ning.com/grupostematicos/consciencia-zen/forum/los-cuatro-aspectos-del-amor-segun-el-budismo