viernes, 26 de junio de 2015

¿Podría un agujero negro haber creado un holograma de la Tierra sin darnos cuenta?


Un científico de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.) sostiene que los agujeros negros no son mortíferos como sostiene la actual teoría del 'cortafuegos', sino creadores de hologramas imperfectos de aquellos objetos cósmicos que entran en contacto con ellos mismos. Por ejemplo, la Tierra.
Todo sobre este tema


El científico Samir Mathur, profesor de física de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), sostiene que, tomando como base su teoría de bola de pelusa ('fuzzball'), los agujeros negros no tienen una superficie mortífera y destructiva sino que son creadores de hologramas imperfectos de todos aquellos objetos espaciales con los que entran en contacto sin dejar de existir como antes, informa 'The Daily Mail'.

Siguiedo esta propuesta, nuestro planeta podría haber entrado en contacto con un agujero negro y haberse creado un holograma imperfecto del mismo sin que nos hubiéramos dado cuenta. "Ellos ven a los agujeros negros no como asesinos, sino más bien como fotocopiadoras benignas", afirma el investigador Pam Gorder de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.).

Esta hipótesis, que alimenta la posibilidad de que el Universo sea en realidad un holograma, se alejaría de la actual teoría y corriente principal que sostiene que los agujeros negros tienen 'cortafuegos' ('firewall') que provocan que todo objeto que entre en contacto con ellos sea destruido.

SEPA MÁS: ¿Vivimos en un holograma?: Científicos demuestran la teoría del principio holográfico

En 2003 Mathur formuló por primera vez su teoría, que se basa en la de cuerdas y sostiene que los agujeros negros son en realidad 'bolas' de cuerdas cósmicas enredadas. Según el científico, cada agujero negro es un producto único resultante de la materia con la que acaba encontrándose teniendo en cuenta que el material no cae dentro de estos cuerpos sino sobre ellos.

fuente:http://actualidad.rt.com/ciencias/177933-agujero-negro-crear-holograma-tierra

La superación de la ira

El estar libre de ira constituye el medio más rápido para obtener la paz mental. La ira se produce a causa de la obstrucción de nuestros deseos. [...] Quien no espera nada de los demás, sino que recurre a Dios para satisfacer todos sus anhelos, no puede sentir cólera hacia sus semejantes ni verse decepcionado por ellos. El sabio permanece satisfecho, pues está inmerso en el conocimiento de que el Señor gobierna el universo. [...] Él está libre de ira, animosidad y resentimiento.



La ira frustra el propósito por el cual se origina. La ira no es un antídoto contra la ira. Una fuerte ira puede lograr que otra persona reprima su ira más débil, pero jamás aniquilará esa ira. Cuando te enojes, no digas nada. Considera la ira como una enfermedad, al igual que si se tratase de un resfriado incipiente, y destrúyela con reconfortantes baños mentales consistentes en pensar en aquellas personas con las cuales jamás te enfadarías, sin importar como se comportaran. Si tu emoción es demasiado violenta, toma una ducha de agua fría, o coloca un trozo de hielo en el área del bulbo raquídeo, en las sienes —exactamente por encima de las orejas—, en la frente —especialmente en el entrecejo— y en la parte superior de la cabeza.

La ira ocasiona los celos, el odio, el rencor, la sed de venganza, los instintos destructivos, las ideas licenciosas, la parálisis cerebral y la locura temporal, que pueden llevarte a cometer horribles crímenes. La cólera es un veneno para la paz y la calma, es un veneno para el entendimiento, es una forma de insensatez. Conquistar a los demás por medio del enojo es un método de gente torpe, ya que la indignación sólo ocasiona mayor enfado en el enemigo y, de esta manera, hace al oponente más fuerte y poderoso. Una demostración correcta de ira para apartar el mal, sin causar daño, es a veces beneficiosa. La irritación ciega e incontrolada es vengativa y rencorosa; sólo aumenta el mal que deseas destruir. Sé indiferente con quienes parecen deleitarse haciéndote enfadar.

Cuando comiences a sentirte enojado, pon en funcionamiento la maquinaria de la serenidad para que manufacture los antídotos de paz, amor y perdón que disipan la ira. Piensa en el amor, y reflexiona en que así como tú no deseas que los demás se enfaden contigo, tampoco debes desear que otras personas padezcan las consecuencias de tu repugnante enfado. Cuando te vuelvas como Cristo y consideres a todos los seres como si fuesen tus hermanos pequeños que se lastiman unos a otros («porque no saben lo que hacen»), no podrás sentirte disgustado con nadie. La ignorancia es la madre de toda indignación.

Desarrolla el raciocinio metafísico y destruye la cólera. Considera al individuo que provoca el enfado como un hijo de Dios; piensa en él como si fuera tu hermano pequeño de cinco años que tal vez te ha injuriado inadvertidamente. Tú no albergarías el deseo de herir en venganza a este hermano pequeño. Destruye mentalmente todo enojo diciendo: «No envenenaré mi paz con la ira; no perturbaré con la cólera mi habitual serenidad que tanto gozo me proporciona».



En términos generales, existen dos clases de individuos: los que se quejan continuamente de lo que anda mal en el mundo, y los que olvidan con sonrisas las penas de la vida y se mantienen siempre positivos en su manera de pensar. ¿Por qué tomar todo con tanta seriedad? ¡Qué maravillosa sería esta vida si toda la gente tuviera una actitud más positiva y más armoniosa!

La jungla de la civilización y la tensión de la vida moderna son la prueba. Aquello que das, retornará a ti. Odia, y recibirás odio en retorno. Cuando te dejas invadir por pensamientos y emociones inarmónicos, te destruyes a ti mismo. ¿Por qué odiar o estar enojado con alguien? Ama a tus enemigos. ¿Por qué hervir de ira? Si te pones furioso, sobreponte en el acto. Ve a dar un paseo, cuenta hasta diez o quince, o procura distraerte con algo agradable. Desiste del deseo de venganza. Cuando estás enojado, tu cerebro «arde», se altera el funcionamiento de las válvulas cardíacas, y todo tu cuerpo pierde su vitalidad. Irradia paz y bondad, porque ésta es la naturaleza de la imagen de Dios dentro de ti: tu verdadera naturaleza. Entonces nadie podrá perturbarte.


jueves, 25 de junio de 2015

“El nacimiento del Cristo en el alma Humana” Rudolf Steiner.

Conferencia pronunciada el 22 de Diciembre de 1918 en Basilea 

Comparables con dos grandiosas columnas espirituales, el sentimiento cristiano del mundo ha creado las dos fies­tas, la Navidad y la Pascua de Resurrección, dentro del curso del año, considerando ambos aspectos comosímbolo del curso de la vida humana. Se puede decir que la imagen de la fiesta de Navidad y la de la Pascua de Resurrección se presentan al alma humana como las dos columnas espirituales que nos hablan de los grandes misterios de la existencia física hu­mana y que exigen al hombre una contemplación bien dis­tinta de la de otros acontecimientos de su vida terrenal.
Es cierto que en esta vida —a través de la observación sensorial, el discernimiento intelectual, el sentimiento y el acto volitivo— nos habla lo suprasensible. Pero en otros casos lo suprasensible se anuncia espontáneamente como tal, como por ejemplo en la fiesta de Pentecostés, en que el sentimiento cris­tiano quiere dar expresión sensible a lo suprasensible. Pero por medio de las imágenes de Navidad y la de Pascua de Resurrección se señalan los dos acontecimientos del curso de la vida fí­sica, que según su apariencia exterior son acontecimien­tos físicos y que por su peculiaridad, en contraste a todos los demás acaecimientos, no se expresan realmente como acontecimientos físicos. De acuerdo con la concepción natu­ral con la vista se abarca la vida física del hombre, el as­pecto exterior de la vida física y asimismo la revela­ción exterior de lo espiritual. Pero no es posible percibir físicamente, o bien retener su aspecto, la revelación exterior de las dos experiencias del principio y del fin del curso de la vida humanasin que por la percepción física misma se tenga la sensación de lo profundamente enigmático, lo misterioso de los dos acontecimientos a que me refiero: el na­cimiento y la muerteY en la vida de Cristo Jesús, como en las imágenes de Navidad y la Pascua de Resurrección se hallan ante el sentimiento cristiano, recordándolos, esos dos acontecimientos de la vida física.
Por las imágenes de Navidad y la Pascua de Resurrección el alma humana dirige la mirada hacia esos dos grandes mis­terios; y por tal observación ella encuentra el luminoso for­talecimiento del pensar, y el poderoso contenido del querer humano; y en cualquier situación de la vida halla la conso­lación de todo su ser. Las dos columnas espirituales, las de la Navidad y la Pascua de Resurrección tienen valor eterno.
ImagePienso que se puede afirmar que nuestrotiempo de nue­vas revelaciones espirituales también arrojará nueva luz so­bre la idea de la Navidad, de modo que paulatinamente la imagen de la Navidad se podrá sentir en forma nueva. Nos tocará a nosotros percibir, prove­niente del acontecer universal, la llamada de dar un ca­rácter nuevo a representaciones antiguas, la llamada de una nueva revelación del Espíritu. Nos tocará a nosotros comprender que en el acontecer universal se abre paso una nueva imagen de la Navidad, para el fortalecimiento y consolación del alma humana.
El nacimiento y la muerte del hombre, cuanto más sean observados y analizados, se nos presentan como aconte­cimientos que tienen lugar totalmente en el plano físi­co y en los cuales lo espiritual impera en tal forma que desde una seria observación, nadie debería negar que esos dos acaecimientos terrestres de la vida humana, se muestran directamente como hechos físicos, hasta el punto de que, reali­zándose en el hombre,evidencian que él es ciudadano de un mundo espiritual. Ninguna concepción natural, dentro de lo que los sentidos perciben y el intelecto puede compren­der, jamás podrá encontrar en el nacimiento y la muerte otra cosa que aquella en que el obrar de lo espiritual se evidencia espontáneamen­te en lo físico. Únicamente estos dos acontecimientos se presentan de esa manera al áni­mo humano. Y para el acontecer del nacer que encuentra su expresión en la Navidad, el ánimo humano-cristiano ha de sentir cada vez más profundamente el carácter de misterio. Se puede decir que los hombres pocas veces han llegado a tener en cuenta debidamente el carácter de misterio con respecto al nacimiento. Y raras veces mediante imágenes que hablen profundamente al alma humana.
Tal imagen se expresa en lo que se relata referente al ge­nio suizo del siglo XV Nikolaus von der Flüe. El mismo ha contado que antes de su nacimiento, antes de poder respi­rar aire físico, percibió su propia imagen humana, la que físicamente iba a tener después de su nacimiento. Antes de su nacimiento vió el acto de su bautismo con las perso­nas presentes en el mismo, como asimismo las imágenes de sus prime­ros días. Después las reconoció, con excepción de una per­sona anciana. Tómese este relato como se quiera, no se po­drá por menos que admitir que se trata de un significativo indi­cio con respecto al misterio del nacimiento humano, cuyo símbolo se nos presenta ante la historia universal a través de la imagen de Navidad. El relato de Nikolaus von der Flüe nos indica que con la entrada en la vida física se rela­ciona algo que para la percepción cotidiana, sólo se escon­de detrás de un tabique muy delgado. Este tabique delgado se puede romper cuando existe una condición kármica, como en este caso. Se podrán dar otros ejemplos, pero hay que decir que la humanidad todavía es muy poco cons­ciente de que los dos extremos de la vida humana, el naci­miento y la muerte, aparecen ya por su solo aspecto físico como dos acontecimientos espirituales, los cuales jamás pueden tener lugar dentro del mero acontecer natu­ral; al contrario se trata de un obrar de potencias divino-espirituales, lo cual se expresa por el hecho de que justamente por su aspecto físico las dos experiencias en el prin­cipio y el fin de la vida física humana tienen que permane­cer como misterios.

Si luchas contra el ego, fracasarás…


Intenta comprender que el ego no es substancial: el ego es solo como una sombra. Cuando el cuerpo se mueve, se crea una sombra, una sombra física; cuando se mueve la mente, se crea una sombra mental, esa sombra mental es el ego…

En la antigüedad se rumoreaba que siempre que un hombre de convertía en Buda (se iluminaba), su cuerpo no proyectaba ninguna sombra. Esto debe haber sido simbólico, pero es muy significativo. No significa que no se proyecta ninguna sombra cuando Buda caminaba por el sendero; la sombra se proyecta, pero en el interior no se proyecta ninguna sombra.

Él se mueve, trabaja, hace cosas, pero ‘el hacedor’ no surge (no existe un ‘alguien’, un ‘yo’, que actúe, la sombra mental del yo ya no está allí). Así es como la sombra no surge.

Así es como la sombra no se proyecta. Si es necesario, incluso piensa, pero ‘el pensador’ no surge, así es como la sombra no se proyecta. Vive, pero no es un manipulador, un controlador; fluye, su vida es una espontaneidad, Ni siquiera nada, simplemente flota en el río.

No empuja el río, simplemente se permite a sí mismo dejarse ir. Es un “dejar ser la ser”. Flota. Deja que el río lo haga todo, (no hay nadie que se atribuya la autoría de las acciones, por que el sí mismo, la yoidad, ha desaparecido); el ego ha desaparecido y la sombra no se proyecta.

No luches directamente contra el ego. Si lo haces, fracasarás, porque nadie puede luchar directamente con la sombra.

(El deseo mismo de luchar contra el ego proviene desde la misma sombra autoproyectada… Es como el perro tratando de atrapar su propia cola; corre en círculos, da mil vueltas, y cae exhausto, sin éxito. También es comparable a quien camina en un desierto rumbo a un oasis que divisó a la distancia…; y cuando llega, solo hay arena, el oasis no existe, era un espejismo, una ‘sombra’ a lo lejos. ¡Cuánta energía gastada en caminar hacia el oasis, y este no existía!!).

¿Qué hacer, entonces…?

Comprende profundamente, que en tu interior eres un “no-ser”; toma más y más conciencia de tu cavidad interior, ‘el vacío’, y de pronto un día encontrarás que el ego te ha dejado. De hecho, encontrarás que nunca ha estado ahí, que tenías una concepción falsa, que tenías una ilusión…

(Excepto la letra mas chica, el texto fue extraído del libro:

“TAO, los tres tesoros”, de Osho)

http://la-clave-de-la-rosa.blogspot.com.es/search/label/el%20ego

¿ESTÁS PENDIENTE DE DARTE PLACERES?


En mi opinión, la mayoría de las personas sólo nos proporcionamos placeres esporádicos, y no con la asiduidad y calidad que podríamos o deberíamos hacerlo.

Ya lo sé: generalizar es un error, y más aún cuando se desconoce el destinatario final de un escrito que no se sabe a dónde va a llegar ni quién va a ser la persona que lo lea.

Pero hablo con las personas, las escucho, leo historias personales, y de todo ello saco la idea de que la gente –generalizando…- no es muy dada a darse placeres de un modo habitual.

Algunas personas todavía arrastran un sentimiento improcedente y secreto de culpabilidad si disfrutan, como si eso fuera un pecado, como si estuvieran desobedeciendo una orden que algún desalmado les ha inculcado: “NOOOOOO DISFRUUUUUUUUUTESSSSS…”

Otras personas se toman demasiado en serio la vida, se cargan de un dramatismo innecesario, y asocian un estatus social o una edad a un tiempo de seriedad, viviendo en un personaje extemporáneo que le impide disfrutar con libertad, reírse a carcajadas, o gastar bromas.

Siempre he pensado que si el Creador nos ha dotado de una serie de sentidos o capacidades que nos permiten disfrutar, gozar, reír, emocionarnos, regocijarnos, deleitarnos, sentir… será, precisamente, para que lo hagamos.

Y, en cambio –generalizando…-, son más los momentos que vivimos en tensa inquietud, en una tristeza innecesaria, en una pre-ocupación perjudicial, en una seriedad casi dramática…

Opino que darse placeres de cualquier tipo, mientras no sean perjudiciales para uno mismo y no sean dañinos para los otros, es una de las tareas importantes de la vida.

Si somos conscientes de que queremos el bien y lo mejor para los otros –en especial para familiares o conocidos queridos-; si les observamos y nos regocijamos con su satisfacción y felicidad cuando hacemos algo por ellos y les damos algún tipo de placer; si vemos el beneficio que les aporta nuestra atención hacia ellos… ¿Por qué no hacemos lo mismo con nosotros mismos?

¿Por qué esa desatención o esa renuncia?

¿Por qué aplazarlo o por qué tener que buscar una razón suficiente para darnos un placer si eso es algo que no necesita un motivo concreto?

Si somos capaces de observarnos y padecernos en nuestros momentos menos buenos, si nos acompañamos en todas nuestras desdichas, si somos espectadores de primera fila de nuestras inquietudes y sufrimientos, si nos tenemos que acompañar en las circunstancias duras, si somos conscientes de nuestro tremendo esfuerzo para seguir adelante en muchas ocasiones… ¿Por qué no somos lo suficientemente justos y generosos y nos premiamos con placeres?

Sería conveniente para las personas que se vean reflejadas en este escrito que revisaran sus actitudes o pensamientos hasta encontrar cuál o cuáles son las razones que utilizan o los motivos inconscientes que les hacen comportarse de ese modo.

Sería muy interesante, y beneficioso, averiguar por qué no se dan placeres de un modo habitual. (Y cuando digo placeres no me refiero a regalos caros: hay mil cosas gratuitas que pueden dar gozo)

Tal vez se sorprendan descubriendo que una Autoestima baja les ha convencido de que no son merecedores de ello; o quizás se encuentren con una etapa de su pasado en que una madre castradora y confundida les hizo creer que hay que ser generoso con los otros y austeras consigo mismas; o es posible que piensen –equivocadamente- que uno puede prescindir de ello sin gran sacrificio y que los otros lo aprecian más –y detrás de esto lo que en realidad se esconde es que lo que les importa no es el placer que les aportan a los otros sino el placer que siente su ego al considerarse tan buena y tan generosa-; o que lo que hacen con su “generosidad” no es satisfacer al otro gratuitamente, sino esperar y recibir a cambio de ello el amor que uno no es capaz de darse a sí mismo.

Por supuesto que detrás de la generosidad de placeres no siempre se esconden motivaciones ocultas o retorcidas. También hay quienes son generosos de un modo altruista.

Pero lo que nos interesa en este momento es comprobar por qué uno no está tan pendiente de darse placeres a sí mismo como de dárselos a los demás.

Para los creyentes, y para los no sean creyentes pero sean inteligentes, una frase: “Amarás al prójimo COMO A TI MISMO”.

COMO – A – TI – MISMO. Esto significa EN LA MISMA CANTIDAD que al prójimo. Y, posiblemente, también quiera significar DEL MISMO MODO O MANERA.

CUÍDATE. Este sería, posiblemente, el mensaje del Creador de cada uno de nosotros.

Y con ese CUÍDATE se refiera, posiblemente, a cuidarse en todos los aspectos (físicos, mentales, emocionales, sentimentales, placenteros…)

CUIDARSE, darse placeres, es, sin duda, un modo de acercamiento entre uno y Uno Mismo; una forma de estrechar lazos, de relacionarse mejor, de apreciarse, de premiarse por las penurias, de reconocimiento y agradecimiento y, en fin, de utilizar del modo adecuado esas capacidades intrínsecas del Ser Humano de gozar, de sentir placer, de disfrutar…

Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.

miércoles, 24 de junio de 2015

El perdón


El Dios de algunas escrituras es una deidad vengativa, siempre dispuesta a castigarnos. Pero Jesús nos mostró la verdadera naturaleza de Dios. […] Él no destruyó a sus enemigos con «doce legiones de ángeles», sino que, por el contrario, superó el mal con el poder del amor divino. Sus acciones demostraron el amor supremo de Dios y la conducta de los que son uno con Él.


«Se debe perdonar todo agravio —afirma el Mahabharata—. Se ha dicho que la continuación de la especie se debe a la capacidad de perdonar del ser humano. El perdón es sagrado; gracias al perdón, el universo se mantiene cohesionado. El perdón es la fuerza del poderoso; el perdón es sacrificio; el perdón es sosiego para la mente. El perdón y la dulzura son las cualidades de quien es dueño de sí mismo y representan la virtud eterna».

«Pedro se acercó entonces y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?”. Dícele Jesús: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”». En cierta ocasión, oré profundamente para comprender este exigente consejo. «Señor —protesté—, ¿es eso posible?». Cuando finalmente escuché la Voz Divina, su respuesta me llegó como un torrente de luz, dándome una lección de humildad: «¿Cuántas veces, ¡oh hombre!, perdono diariamente a cada ser humano?».


Al igual que Dios nos perdona constantemente, a pesar de conocer todos nuestros pensamientos [errados], así también quienes se hallan en total sintonía con Él tienen de forma natural ese mismo amor.


De tu corazón debe brotar una compasión que mitigue todos los sufrimientos de los corazones de los demás, la misma compasión que permitió a Jesús decir: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Su gran amor los incluía a todos. Podría haber destruido a sus enemigos con una sola mirada, pero al igual que Dios nos perdona constantemente, aun cuando conoce todos nuestros malos pensamientos, así también las grandes almas que están en armonía con Él nos brindan ese mismo amor.


Si deseas desarrollar la conciencia crística, aprende a ser compasivo. Si en tu corazón brota un genuino sentimiento de amor por los demás, estás comenzando a manifestar ese gran estado de conciencia. […] Krishna dijo: «Es un yogui supremo aquel que contempla en forma ecuánime a todos los hombres [...]».


Nada se logra con la ira y el odio. En cambio, el amor recompensa. Puedes intimidar a alguien, pero una vez que esa persona recobre su fuerza, tratará de destruirte. Así pues, ¿la has vencido realmente? No. La única forma de vencer es mediante el amor. Y cuando no puedas vencer, simplemente permanece en silencio o aléjate, y ora por aquella persona. Ésa es la manera en que debes amar. Si practicas este principio en tu vida, tendrás una paz inconcebible.


Afirmación

Entrenar la mente subconsciente


Nuestra mente posee un mecanismo natural de logros que determina y controla todo lo que hacemos. Este mecanismo es generado por nuestras fuerzas subconscientes que son las responsables por nuestros éxitos y fracasos.

La mente consciente puede procesar alrededor de 40 bits de información por segundo, mientras que la mente subconsciente puede procesar 40 millones de bits de información por segundo. Imagínese si usted pudiera entrenar la mente subconsciente, depositando millones de instrucciones por segundo y organizarla de manera consciente y precisa.

Por supuesto, nosotros constantemente programamos nuestra mente subconsciente, sin darnos cuenta siquiera de lo que estamos haciendo. Las conversaciones que tenemos con nosotros mismos y con otras personas, la información que recibimos, nuestras experiencias y nuestros hábitos de pensamiento. El resultado se puede ver en los patrones en nuestras vidas, ya que la mente subconsciente controla funciones vitales del cuerpo; a este resultado se le llama comúnmente como “El Poder de la Mente”.

Un pequeño ejemplo de la potencia entrenar la mente subconsciente es el siguiente: una de las funciones del cuerpo controladas por el subconsciente es la producción y la absorción de la HGH (hormona de crecimiento humano).

Una de las razones de los efectos físicos del envejecimiento es la disminución de la tendencia del cuerpo para producir y absorber menos HGH. Si se pudiera programar el subconsciente, se podría indicar la mente para que pueda aumentar la producción y la absorción de la propia HGH natural de su cuerpo, ayudando así a disminuir los efectos de los efectos del envejecimiento.