martes, 24 de noviembre de 2015

“Llevar Alegría”


¿Queréis que todos estén contentos de recibiros, de encontrarse con vosotros? 

En vez de llevar vuestro malhumor, vuestras preocupaciones, vuestras tristezas a los demás, pensad cómo podéis llevarles alegría. 

Instintivamente, nos apartamos de aquellos que envenenan la atmósfera con sus quejas y sus recriminaciones. Pero lo que todavía es peor para ellos, es que así envenenan también su propia existencia.

La tristeza es un humo negro que, tras haber invadido el alma, acaba extendiendo su sombra por todo el rostro. A la larga, incluso el funcionamiento del organismo queda perturbado y la inteligencia oscurecida. 

Diréis que el buen humor, que la alegría, es a menudo una cuestión de temperamento y que es difícil cambiar el temperamento. Es verdad, pero con el pensamiento, con el amor y la voluntad podemos conseguirlo… 

Para llevar felicidad a los demás debemos sobre todo llenar su corazón de amor. 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Encuentran posibles signos de un universo paralelo



La idea de una multitud de universos paralelos existentes junto al nuestro no es nueva, y encontrar evidencia de esto ha sido sumamente difícil. Pero Ranga-Ram Chary, comsólogo del Instituto de Tecnología de California, asegura que podría haber encontrado la clave.

Es importante entender primero cómo nuestro propio universo llegó a existir. Durante cientos de miles de años después del Big Bang, las partículas que existían eran demasiado calientes y llenas de energía para formar átomos: el punto en que esto comenzó a suceder, fue unos 300,000 años después del Big Bang, momento que se conoce como recombinación. También marca el momento en que la radiación de fondo cósmico (CMB) comenzó a propagarse a través del Universo.

Chary observó una protuberancia o un "moretón" en esta radiación cósmica de fondo, lo que podría significar una colisión con un universo paralelo. Los cosmólogos creen que las "burbujas" de universos separados podrían colisionar entre sí, depositando algo de material a lo largo del camino, al igual que lo hacen las burbujas de jabón normales cuando chocan entre sí.

Interpretar las señales CMB es notoriamente difícil, y Chary cree que hay una probabilidad del 30% de que ha encontrado un signo revelador de un universo vecino. También podría ser una gran mancha de polvo espacial.

"Sospecho que vale la pena analizar las alternativas posibles", afirmó David Spergel de la Universidad de Princeton. "Las propiedades del polvo son más complicadas de lo que hemos estado asumiendo, y creo que esta es una explicación más plausible."

No se trata de ser perfectos


Me encanta este pensamiento de Charles Chaplin:
”Conoce tus límites y jamás los aceptes.”

Cada día podemos mejorarnos a nosotros mismos.
Y en tanto nos hacemos mejores personas, también vamos a ser mejor madre/padre, herman@s, hij@s, amig@s,
emplead@s o jefes. . . Tal vez hoy estemos dando lo que podemos, lo que queda de alguien cansado, o triste, o asustado; cumpliendo con las responsabilidades sin alegría, sin amor por nosotros y sin confiar en que depende de nuestra elección y decisión todo lo que podemos llegar a ser, hacer y tener.

 Mejorándonos, automáticamente van a mejorar nuestras relaciones ya que vamos a dar lo mejor de nosotros. ¿Sos una persona con la que los demás quieren estar? ¿Sos la persona que querés ser?

El mejor Yo puede ser mi obra maestra.

Dice Yehuda Berg:

Sin importar todo lo que hayamos alcanzado en nuestra vida, existe aún mucho más que podemos obtener.

Esto significa que, ya sea que tengas 13 años de edad ó 72, lo que hiciste ayer quizás sea genial, pero lo que puedes hacer mañana te sorprenderá porque puede ser mucho mejor. Incluso si has encontrado una cura para una enfermedad o ganado el Premio Nobel de la Paz, existe mucho más por descubrir.

Por supuesto, debemos estar orgullosos de nuestros logros y celebrar el haber vencido los desafíos que enfrentamos en la vida, pero nunca jamás a expensas de descansar en los laureles y quedarnos cómodos con nuestros logros. ¿Por qué? Porque todos somos capaces de mucho más de lo que pensamos.

El problema es que nos sentimos limitados. Sentimos nuestro potencial muy lejos de nosotros. Sucumbimos a nuestra negatividad tan a menudo que a veces se siente como si hacer más fuera imposible.

Pero no lo es.

Si te vieses como yo te veo


Los ojos solo ven lo que la mente está preparada para comprender
Henri Bergson

Una mirada lúcida, respetuosa y cordial (que sale del corazón), es como una caricia suave, como un beso en el rostro. Y un beso pedido es lo que salvó a una niña argentina de la calle, la mendicidad y la prostitución. Después de haber sido abandonada por los padres, golpeada y abusada en el orfanato, de haber escapado y vagado por las calles, un solo gesto cambió su vida. Estaba mendigando a la puerta de una iglesia, cuando entró una elegante señora con su abrigo de piel. La niña le pidió unos pesos; la feligresa le preguntó qué podía darle a cambio. Y la niña, con los ojos como platos: ¿qué podría darle, harapienta y hambrienta, a esa rica señora? Esta le pidió un beso. Y la pequeña, que nunca los había recibido ni dado, no podía creer que ella poseía algo que podía dar a alguien que lo necesitaba en ese momento, más allá del dinero, la edad y la posición social.
Hoy día, aquella cría, ya anciana, se dedica junto con su pareja a recoger niños de la calle en una gran familia; y viven de pequeñas artesanías que crean juntos. Había sido mirada como un ser humano que, en su inocencia, podía dar algo que ella ignoraba. Y esa mirada le devolvió la dignidad hasta entonces pisoteada.

La mayoría de las personas ignoran realmente su potencial; pero sobre todo ignoran su verdadera identidad. Se consideran culpables de algo, se cargan de limitaciones y mendigan miradas de aceptación y respeto. Miradas que les digan cuál es su lugar en el mundo o que se lo confirmen. Pero luego, si la mirada es sostenida y positiva no la pueden sostener. En el último círculo de hombres, pedí a uno de los participantes, actor y excelente profesor de clown, que compartiera algo de su maestría: nos hizo circular en la sala con la cabeza alta y mirando continuamente a alguien, aceptando las sensaciones y las emociones que surgieran. Muchos hombres se ponían tensos por momentos, desviaban la mirada y necesitaban unos instantes para volver a mirar y dejarse mirar. Los miedos del otro les enfrentaban a sus propios miedos.

Y es que la mirada está castigada en la sociedad occidental. Se considera una agresión, o un mensaje de deseo erótico o sexual. Se ha perdido la curiosidad inocente con la que miran los niños y, afortunadamente, aún muchos pueblos de los llamados “primitivos”. En las sesiones de terapia, muchos consultantes se ponen nerviosos si se les mira de frente cuando se produce un prolongado silencio. Inmediatamente piensan que se les está demandando algo, que están haciendo algo mal o que estoy pensando cosas que no les digo, o simplemente introduciéndome en su mente. Como si la mente guardase recovecos oscuros, cuevas vergonzantes, laberintos infranqueables que es necesario proteger. Cierto que en cualquier proceso terapéutico, en cualquier camino de desarrollo personal o espiritual, es necesario atravesar a veces zonas pantanosas y túneles negros; bajar de la terraza al sótano, limpiar las telarañas y deshacerse de trastos viejos. Pero no es tan terrible, doloroso ni amedrentador como puede parecer en un principio. Cuando se acerca una linterna a un bulto fantasmal, se descubre una vieja mecedora cubierta por una sábana o un montón de antiguas maletas tapadas con una manta.

Y eso que relegamos, olvidamos, acabamos por no ver, es lo que llamamos inconsciente. Pero el inconsciente revelado, sacado a la luz, no nos daña, sino que nos amplia y nos da más libertad. Y para ello es necesario en algún momento la mirada ajena, la mirada de los que nos rodean y ven lo que nosotros no vemos. Es un primer paso, aunque la mirada del entorno suele estar contaminada por su propia forma de mirarse, por condicionamientos familiares, culturales y sociales. Si un terapeuta quiere devolver una mirada lúcida, respetuosa y cordial, debe previamente volver la mirada hacia sí mismo y haber tenido terapeutas y/o maestros que le hayan mirado siquiera una vez devolviéndole a su propio ser.

Cuando acude una persona a mi consulta, jamás le he visto como alguien enfermo, trastornado, o completamente perdido, sino como un Ser que ha perdido momentáneamente, o quizá desde hace tiempo, el centro de su ser. Y veo el problema, pero también la solución emergente. Palpo los nudos y las madejas enmarañadas, pero también los hilos que llevan al mismo ovillo y cómo este puede desplegarse. Compadezco –padezco con- el sufrimiento momentáneo del “paciente” –que tiene la paciencia de recorrer su camino y hacer su proceso-. Pero siempre veo un enorme potencial que no ha desplegado totalmente las alas.

Cuando Rembrandt pintaba, partía de un fondo oscuro, que iba iluminando paulatinamente, hasta llegar a la maestría de las luces y las sombras, como “Judith en el banquete de Holofernes” (Museo del Prado), “La tormenta en el mar de Galilea” (pude verla en Boston, antes de su robo en 1990) o “El festín de Baltasar” (National Gallery de Londres), que cualquiera puede apreciar por internet. Es una buena metáfora de lo que ocurre en un proceso terapéutico, en donde surge la figura de un fondo indeterminado e inasible, porque finalmente se trata de decidir dónde ponemos la mirada. Y decidir qué miramos y cómo miramos cambia nuestra visión del mundo. Y cuando cambia nuestra visión del mundo, este empieza a cambiar para nosotros.

Un espejo nos devuelve la mirada, pero con tanta fidelidad que si tenemos la mirada miedosa, triste, iracunda, orgullosa, amorosa o alegre, nos devolverá exactamente ese instante y esa emoción a la que con tanta pasión nos aferramos hasta que cristalizamos la máscara-carácter con la que nos identificamos. Al final, como dice Chris, el protagonista de la hermosa película “Caminos hacia rutas salvajes”, “Tu único enemigo eres tú mismo y esa terquedad te impide cambiar las circunstancias que vives”.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Para qué buscas la felicidad?


La palabra felicidad siempre me ha dado mucha desconfianza… ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo logramos la felicidad? ¿Somos felices?
Muchas veces, y muchas más de las que deberíamos, pensamos que otras personas, u otras cosas, nos “darán” la felicidad: una pareja a la que otorgamos el “poder” de hacernos felices o infelices, un objeto que pensamos que una vez lo tengamos nos hará felices, u objetivos que nos marcamos, etc.
Pero todos sabemos, en el fondo, que nada de esto nos hará felices. Podemos “organizar” nuestra vida en torno a estos objetivos que queremos que se cumplan, pero puede que nuestros sueños nunca se hagan realidad. O que se hagan realidad, pero no duren, o que sufran variaciones no deseadas; o que esos sueños materializados –aun durando- no nos hagan tan felices como pensábamos…

La felicidad aquí y ahora

Aunque es bueno, necesario y muy sano tener objetivos en la vida, no deberíamoscondicionar toda nuestra felicidad a conseguir aquello que deseamos. Mientras trabajamos duro persiguiendo nuestros sueños, y cultivamos muchas de las emociones positivas necesarias -como el soñar “a lo grande”-, más relacionadas con el futuro… también tenemos que concentramos en el presente. Y cultivar aquellas emociones positivas del “aquí y ahora”, como la diversión, el asombro, la gratitud o la alegría.
Podríamos decir que para ser feliz podríamos seguir diferentes estrategias, unas con la vista en el futuro, en lograr nuestros “sueños” y cumplir nuestra misión y propósito en la vida (sin montarnos con ello una condición indispensable para ser felices). Y otras estrategias que nos hagan felices aquí y ahoraQue nos permitan experimentar emociones positivas en el momento presente.

Estrategias para cultivar la felicidad en el momento presente…

  1. Respirar
Puede parecer una tontería, pero respirar profundamente puede marcar la diferencia. Cuando notes que estás con el “piloto automático”, tu respiración también será superficial. Para un momento y respira tres veces muy lentamente. Conéctate otra vez con el momento presente.
  1. Ser conscientes
Este punto está muy ligado al anterior. Simplemente es tratar de liberarnos del “piloto automático”. Ser conscientes de nuestros movimientos, de nuestros pensamientos, de las emociones que sentimos. Cuando vivimos en el automatismo, nuestra mente no para de pensar, y eso genera un desgaste tremendo, un molesto y agobiante “run-run”, un diálogo interno que no se detiene nunca.
Volver al presente, al aquí y ahora, apacigua y detiene por unos momentos nuestra mente. Nos trae calma y serenidad, emociones positivas que mejoran mucho nuestra calidad de vida. Cuando dichas emociones están presentes no quieres que se vayan nunca, pero ese apego también hay que soltarle, pues volvería a provocar tensión (y másrun-run).
  1. Ralentizarnos

“¿Qué tienen en común el Ho’ oponopono, la Cábala y Un Curso de Milagros?”


¿Qué tienen en común el Ho'oponopono, la Cábala y Un Curso de Milagros? por Santos Avila, evento realizado el día 30 de Septiembre del 2015 en el Institut de Salut Holistica Barcelona.

En esta charla veremos cuál es el punto en común de estas tres formas de percibir la vida. Entenderemos en qué dirección nos llevan estas corrientes de pensamiento.
Las tres inciden con mucha importancia en un tema concreto que descubriremos durante la charla y aprenderemos algunas herramientas que nos permitirán sacar provecho a esto para mejorar la calidad de nuestra vida.

Una charla en la que entenderemos cómo unas sencillas prácticas si se realizan de forma constante nos pueden ir abriendo el camino hacia una vida mejor, una vida llena de paz y de armonía.
Tanto si conoces y practicas el Ho'oponopono, la Cábala y El Curso de Milagros como si no, durante la charla entenderás la dirección a la que te llevan estas corrientes de pensamiento y de esta forma podrás identificar en tu vida aquello que tienes que trabajar o modificar para lograr una vida más plena y armónica.

Santos Ávila
Es formador, terapeuta y escritor. Imparte cursos de crecimiento personal y ofrece terapias y consultas de Registros Akáshicos, Geometría Sagrada, Armonización Angélica, Sanación Cuántica, Limpieza Energética e Hipnosis Clínica.
Es autor del libro "Registros Akáshicos, doce herramientas para mejorar la calidad de vida y la autoestima".
Es colaborador habitual del programa de radio Siempre Adelante de Radio Kanal Barcelona.


¿Qué tienen en común el Ho' oponopono, la Cábala y Un Curso de Milagros? por Santos Ávila

Soltar los cuatro deseos básicos


¿Estás motivado por lo que deseas?

Sí y no. Piensa unos minutos en lo que deseas. ¿Quieres más dinero y menos deudas? ¿Deseas disfrutar de unas mejores relaciones con la familia y los amigos, o iniciar una relación amorosa especial? ¿Quieres una salud mejor, o al menos que disminuyan los sufrimientos y los dolores? ¿Deseas el éxito, o cómo mínimo dejar de sentirte un fracasado? ¿Quieres más tiempo libre y menos presión? ¿Quieres un coche nuevo, un vestido nuevo, un equipo de música nuevo, una vida nueva? Tu lista podría ser interminable.
¿De verdad quieres todo eso? ¿O buscas la felicidad que estas cosas representan? ¿Y si pudieras lograr la felicidad sin necesidad de todo aquello con que lo asocias?
Desear equivale a carecer, no a poseer. Nuestra vida está limitada por la tendencia que tenemos a centrarnos en la lucha que lleva a poseer, en vez de hacerlo en la propia posesión. Cuando soltamos un deseo, nos sentimos más capaces de poseer. Además observamos el correspondiente incremento en lo que ya poseemos. La razón está en que la mejor forma de hacer realidad lo que decidimos es desde la postura de que “está bien” tanto si lo conseguimos como si no.
Todos estamos motivados por cuatro deseos fundamentales que se sitúan debajo de nuestros pensamientos: los sentimientos, las creencias, las actitudes y los modelos de conducta. Estos motivadores subyacentes – el deseo de aprobación, de control, de seguridad y de separación – forman el núcleo de nuestra limitación. Cuando liberamos estos deseos, podemos obtener lo que deseamos y seguir motivados. En este proceso, simplemente soltamos la sensación de privación y carencia.
Cada vez que sueltas los sentimientos y pensamientos restrictivos que subyacen al nivel de los deseos, aceleras tu proceso. Es posible que observes que algunos aspectos de tu vida van cobrando orden, a pesar de que nunca liberas directamente sobre ellos. Como todo se relaciona directamente con los deseos, muchos aspectos cambian de inmediato cuando sueltas esos deseos.
¿Qué prefieres, desear la aprobación o tenerla? ¿Desear el control o tenerlo? ¿Desear la seguridad o tenerla? La respuesta es evidente.

El deseo de controlar

Cuando queremos controlar sentimos que no poseemos control alguno. Para reconocer la sensación de querer controlar te ayudará saber que no se trata de una sensación, aunque es algo que se siente. Parece algo difícil y agresivo, como si dijeras: “Tiene que ser como yo digo”. Cuando deseamos controlar, sentimos que no tenemos control alguno, y como su tuviéramos que actuar para recuperarlo. Sinónimos del deseo de control son la resistencia y el deseo de cambiar, además del deseo de comprender, manipular, impulsar, arreglar, obligar, hacer las cosas como nosotros decimos, tener razón y ser el primero, entre otros.
Concédemos, Señor, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, la valentía para cambiar las que puedo cambiar, y la sabiduría para ver la diferencia. Oración de la serenidad. ~Reinhold Niebuhr
Cuando empieces a cambiar el deseo de cambiar o controlar las cosas de tu vida, verás que aceptas aquello que no puedes cambiar, que cambias lo que procede cambiar, y que te preocupan mucho menos cosas que escapan a tu control. Nada hay de malo en hacer lo que sea necesario para cambiar las cosas que se deban cambiar en los negocios y en la vida personal. Sin embargo, mucha gente se queda atascada en el deseo de cambiar o controlar cosas que están bien como están o que no se pueden cambiar, como el pasado o el tiempo.
Resistencia es también sinónimo de deseo de control. La resistencia es como intentar avanzar con el freno puesto. Surgirá siempre que pienses que tienes que, has de o debes hacer algo. Cuando sueltes la resistencia, tu vida empezará a fluir hacia lo que más te conviene.

El deseo de aprobación/amor