sábado, 6 de febrero de 2016

“La transformación”


“La idea que muchas personas se hacen de la vida espiritual es la de que van a encontrarse con un mago, con un Iniciado que al poner su mano sobre ellas o al revelarles un secreto extraordinario, conseguirán transformarles al instante. 

Es una lástima, pero las cosas no suceden de esta manera. La transformación de los seres sólo es posible con un trabajo individual cotidiano y asiduo.

Alguien os dice: 
«Tome esta fórmula mágica, este talismán, y tendrá la salud (si está enfermo), la serenidad (si está angustiado) la fuerza (si es débil)…» 

Sabed que son las mentiras de una criatura que tiene interés en engañaros. 

Por el contrario, un verdadero Iniciado os dirá: 
«Hijos míos, todo es posible, pero solamente si hacéis esfuerzos; en ese momento lo que habréis obtenido será tan estable que nadie os lo podrá quitar.» 

Debéis saber, por otra parte, que todo lo que se obtiene por procedimientos mágicos – y es verdad que existen algunos de cierta eficacia – nunca puede ser definitivo: poco tiempo después se pierde todo aquello que creíamos poseer. 

Descubre el corto que ha emocionado a medio mundo


“The present” es un corto que en los últimos días está dando la vuelta al mundo. Ha recibido más de 50 galardones, lleva más de 3 millones de visitas, y si ha emocionado a todo aquel que dedica unos pocos minutos de su tiempo a ver este video, es por la magistral reflexión sobre la discapacidad que nos invita a hacer.
Hablar de la invalidez y de la superación personal no es fácil. No obstante, con “The present”descubrimos a dos personajes que cautivan nuestro corazón al instante: un niño y un perro. Jacob Frey, su joven director, se basó en un el cómic “Perfeição” del ilustrador brasileño Fábio Coala para llevar a cabo su idea, y el resultado es tan sencillo como magistral.
La única discapacidad que existe es cuando dejamos de luchar por nuestra vida. Basta con que un amigo nos abra su corazón y nos arrope con su fuerza y optimismo para que nos demos cuenta de que los únicos obstáculos están en nuestra mente.
El protagonista de este corto podría ser cualquiera de nuestros hijos, algún hermano o un sobrino, no importa. Un niño al que en el momento más necesario, le llega un regalo, “un presente”: un cachorro al que le falta una pata…

El corto que ha emocionado a millones de personas habla de la discapacidad

el corto que ha emocionado a medio mundo "the present"
Nuestro corto empieza con una pantalla en negro y el sonido de unas ametralladoras. El segundo fotograma nos trae la mirada de un niño inmerso en los mandos de su videojuego, alejado de la realidad y de todo lo que le envuelve.
No es una imagen que nos sea desconocida. Muchos de nuestros niños y adolescentespasan sus instantes de ocio con sus consolas y ordenadores, “desconectados” de sus mundos particulares para integrarse en esos escenarios virtuales.
El componente catártico, la gratificación inmediata y el aislamiento son los tres elementos básicos que definen la afición a los videojuegos, cada vez más instalada en niños y no tan niños.

viernes, 5 de febrero de 2016

Abraza el mal humor para que no te cobre un peaje emocional


En sentido general, estar de mal humor no es divertido y tampoco es beneficioso para nuestra salud mental y emocional. Las personas que experimentan emociones negativas a menudo, como la ira, la ansiedad y la tristeza, suelen tener una vida social más pobre y tienen una salud peor a largo plazo. Esto nos indica que los estados de ánimo negativos nos cobran un peaje.

Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Johannes Gutenberg University desvela que los estados de ánimo negativos no afectan a todas las personas de la misma forma. De hecho, quienes los asumen como una experiencia que aporta valor y son capaces de encontrarles un significado, incluso logran sacar ventaja de esta situación. Y es que, una vez más, todo depende del cristal con que se mire.

A mal tiempo, buena cara: Todo depende de la actitud

Estos psicólogos entrevistaron a 365 personas para analizar sus actitudes hacia las emociones negativas y positivas, así como para evaluar su salud mental y física. Los investigadores también monitorizaron los estados de ánimo de los participantes durante un período de tres semanas, recurriendo a sus smartphones.

Seis veces al día, durante nueve días, cada persona debía señalar lo bien o mal que se sentía en ese momento, indicando sus estados de ánimo, que variaban desde la alegría y el entusiasmo hasta el enojo y la decepción. De esta forma los psicólogos determinaron un perfil del estado de ánimo habitual de cada persona, estableciendo un vínculo con su salud mental y física.

Descubrieron que lo más importante no eran los estados de ánimo en sí sino la actitud que cada cual presentaba ante esas emociones “negativas”. Quienes manifestaban actitudes negativas hacia el mal humor pagaban un alto precio: mientras más estados de ánimo negativos indicaban, más mala era su salud física y emocional. Sin embargo, las personas que mostraban una actitud más positiva hacia el mal humor no mostraban estos problemas.

¿Cómo se pueden interpretar estos resultados? ¿Es realmente tan importante la actitud?

Nuestra Presencia Silenciosa


En nuestros rincones más profundos hay una quietud completamente familiar. Ha estado ahí durante todas nuestras búsquedas y anhelos, así como durante todos los demás sucesos de nuestra vida. Es un lugar de paz, una consciencia observadora silenciosa que permanece fundamentalmente inmutable sin importar lo que ocurra. Al entrar en esta consciencia uno está a gusto en el presente, dando la bienvenida completamente a lo que llega y soltando completamente lo que se va... sintiéndose vivo de principio a fin. Esta consciencia no es algo lejano y de otro tiempo. Ya está sucediendo aquí y ahora mismo.

Por ejemplo, mientras vemos una película puede que bullamos en un mar de emociones... temerosas, románticas, humorísticas o trágicas. Si la historia es particularmente poderosa, puede que sintamos todas esas emociones en una sola película. Sin embargo, no importa lo absortos que estemos en la película o lo cautivados que estemos por las emociones de la experiencia, dentro de nosotros hay una consciencia observadora silenciosa que sabe perfectamente bien que estamos sentados en un cine durante todo el tiempo. Si no fuera así, sin duda huiríamos de la sala en cuanto ocurriera alguna situación atemorizante sobre la pantalla. Correríamos a ponernos a salvo al ver la primera arma o la tormenta de fuego acercándose a nosotros si no fuera porque alguna parte de nuestra consciencia sabe que lo que vemos en la pantalla no es nuestra realidad más fundamental.

De manera similar, hay un área de consciencia silenciosa que abarca todos los sucesos de nuestros días. Aunque puede que a veces nos absorban las emociones o nos perdamos en alguna historia específica, durante todos nuestros dramas hay una realidad más profunda de presencia silenciosa. Es un silencio del corazón, en vez de una cesación forzada del habla o de la actividad. Es un silencio que podríamos llamar el trasfondo de toda actividad. No necesitamos encontrarlo porque no lo hemos perdido.

Si esto es así, ¿por qué hay tanta búsqueda y tanto anhelo? La búsqueda es apremiante porque le ofrece a la mente una manera de tener algo que hacer. Parece que casi estamos genéticamente programados para tener la mente inexorablemente ocupada con deseos y evasiones, un escape desesperado del ahora. Quizás la naturaleza ha requerido que nos mantengamos en movimiento para seguir vivos, pero esto se está volviendo perjudicial para la vida. Hemos superado evolutivamente la utilidad de estar en un estado predominante de miedo y avaricia para competir y sobrevivir. Ya no podemos permitírnoslo. Nos está conduciendo al desastre.

La Conciencia Pura


Nos identificamos con el cuerpo, que está hecho de carne, huesos y otros componentes, y por eso creemos que somos materiales, sustanciales y concretos. Esta idea ha arraigado tanto en nuestro sistema de creencias que pocas veces la cuestionamos. El resultado de esto son los embates inevitables de la vejez, la enfermedad y la muerte. Sufrimos estas afecciones por el mero hecho de creer que somos este cuerpo físico. Siempre que creemos en ideas falsas, pagamos un alto precio. No se trata de una idea solo individual; es sostenida fervorosamente por la mente colectiva y ha existido durante muchas generaciones, por eso está tan arraigada en nuestra psique. Nuestra percepción habitual y cotidiana de los demás se rige por esta falsa identidad y después se ve reforzada e impuesta por el lenguaje que utilizamos.

Desde muy pequeños nos adoctrinan en esta idea del yo como equivalente al cuerpo. Por ejemplo, cuando vemos aun niño, decimos: "¡Qué guapo! Me encanta su pelo. Tiene unos ojos preciosos". A través de este tipo de pensamientos y comentarios, estamos sembrando las semillas de esta identidad errónea. Evidentemente, halagar a los demás no es negativo. De hecho, es preferible que criticar. Sin embargo, no deja de ser una forma de errar. La verdad es que, con independencia de las características que tenga, cualquier niño al nacer es inherentemente bello. De modo que todos somos bellos.

Vivimos en una época en la que la persona está desconectada de su verdadera identidad, y esta falsa percepción se ve corroborada desde todos los ángulos. Todo el mundo desea tener un cuerpo perfecto y lo busca en los demás. Cuando vas a una tienda, por ejemplo, ves revistas con fotos de hombres y mujeres con un aspecto perfecto e idealmente joven. Resulta muy difícil resistirse a esos mensajes. Nos llegan por todas partes, de todos los ámbitos sociales, y confirman esta identidad errónea. Corroboran la sensación de que este cuerpo es lo que realmente somos. Dada la tendencia a establecer una norma perfectamente idealizada, muchas personas sufren de orgullo, narcisismo, arrogancia, vergüenza, culpa y odio hacia sí mismas por su cuerpo y por su capacidad o incapacidad de reflejar este estándar.

Todas las mañanas, al levantarnos y mirarnos en el espejo, hay una voz en nuestra mente que no hace más que juzgarnos a nosotros y a los demás de acuerdo con este baremo. ¿No te has fijado nunca en eso? La mente siempre está juzgando: "¡Ay, otra arruga!", "Está muy gorda". "Tiene un aspecto un poco raro". "Es muy guapa". "Es guapísimo"... Estos juicios de valor no solo crean un escollo en nuestro camino espiritual, sino que también forman nubes de negatividad en nuestra conciencia y nos mantienen firmemente encadenados a la prisión de la dualidad.

Sin embargo, no es preciso que nos apeguemos a esto. Podemos transcender esta identificación con nuestro cuerpo en cualquier momento. Solo cuando abandonamos todos estos juicios de valor, reconocemos que todo el mundo es divino en su unicidad. La mente egoica siempre está comparando el yo con los demás porque cree que es una identidad separada y utiliza el cuerpo como línea divisoria entre el yo y los demás.

Somos inmateriales. Somos insustanciales. No somos un tablón que al final se rompe. La propia esencia de lo que somos va más allá de la decadencia y la transitoriedad. Sí, nuestro cuerpo es transitorio, pero nuestra verdadera naturaleza no. Nuestra verdadera naturaleza es inmortal y divina, trasciende todas las imperfecciones. Por eso todos somos iguales, todos somos uno. No hay nadie que sea mejor o peor que los demás. Cuando alguien manifiesta su verdadera naturaleza, vive con amor, amabilidad y alegría. Causa menos dolor a quienes lo rodean. Cuando meditamos, tarde o temprano descubrimos que no se trata solo de una teoría abstracta, sino que se corresponde con la verdad, con la realidad.

¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza si no es el cuerpo? Hay muchas palabras que podemos utilizar para describirla. En el budismo la expresión más simple que podemos emplear es "naturaleza búdica". La definición de naturaleza búdica es que ya estamos iluminados. Ya somos perfectos tal como somos. Cuando nos damos cuenta de esto, somos perfectos. Cuando no nos damos cuenta, también lo somos. Nuestra verdadera esencia va más allá del nacimiento y de la muerte. No puede enfermar nunca. No puede envejecer nunca. Está más allá de todas las circunstancias. Es como el cielo. No es una teoría. Esa es la verdad que solo se puede comprender en el reino de la conciencia iluminada. Esta conciencia es sorprendentemente accesible para todos nosotros.

Cuando tiene lugar ese despertar, ya no hay ningún deseo de ser alguien distinto a quien somos. Toda idea previa de lo que somos se desvanece y junto con ella desaparecen el dolor, la culpa y el orgullo asociados a nuestro cuerpo. En el budismo, esto se denomina ausencia del yo. Este es el único despertar auténtico. Todo lo demás es una circunvalación espiritual. Este despertar es lo que deberíamos estar buscando desde el momento en que iniciamos el camino. Nos libraría de caer en trampas espirituales innecesarias. [...]

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Un antes y un después?: Científicos creen haber hallado la prueba de que existió vida en Marte


De ser cierta, una teoría basada en los yacimientos minerales de la superficie marciana sería una de las más importantes de la historia científica.

Los científicos Steven Ruff y Jack Farmer, de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.), sostienen que unos inusuales yacimientos minerales de sílice opalina hallados en la superficie de Marte pueden haber sido creados por microbios, informa 'The Independent'. De ser cierta esta teoría, supondría una revolución en la historia científica.

El proceso de estudio comenzó cuando el rover Spirit de la NASA descubrió en 2009 estos yacimientos minerales en el interior del cráter marciano Gusev, un lugar que los astrobiólogos creen que una vez estuvo cubierto de aguas termales y géiseres. 

Tras examinar el compuesto mineral con más detalle, los científicos hallaron que estaba recubierto de una serie de protuberancias diminutas en forma de coliflor.

Para profundizar en la investigación, Ruff viajó al desierto de Atacama (Chile), un área tan sumamente seca, inhabitada y elevada sobre el nivel del mar que representa uno de los ambientes terrestres más parecidos a la superficie marciana. Allí el científico se centró en la región desértica de El Tatio, repleta de géiseres, y quedó sorprendido al hallar formaciones de sílice muy similares a las que habían sido descubiertas en Marte.

Formaciones minerales similares han sido descubiertas en el parque nacional de Yellowstone (EE.UU.) y en el suelo volcánico del distrito Taupo (Nueva Zelanda), con la diferencia de que en esta ocasión iban acompañadas de restos fósiles con marcas que confirman la existencia de antigua vida microbiana. 

De esta forma, los científicos sostienen que si los microbios crearon estos yacimientos minerales en estos lugares pudieron haber hecho lo propio en el desierto de Atacama y, por extensión, en la superficie marciana.

La plenitud de la vida


La observación silenciosa

La vida está creándose en cada instante, y si no nos entretenemos con los argumentos imaginarios de nuestro pensamiento egocentrado, descubriremos esa vida creadora. Darnos cuenta de esto es extraordinariamente transformador. Observando en esta dirección empezamos a ver todas las cosas a través de esa verdad, y ella nos va haciendo desde dentro, nos va creando de nuevo. Es como volver a nacer. Por eso la filosofía perenne ha llamado a esta transformación un nuevo nacimiento.

Vivir la vida de acuerdo a las normas de una sociedad, a una tradición religiosa, a una filosofía, ¿qué sentido tiene? Si todos los cambios que han ocurrido en mi mente tenían este origen condicionado, si eran para amoldarme a unas experiencias de la época, a un estilo de persona, a un ideal religioso o social ¿he vivido mí propia vida? Para encontrarme con mi propia vida, con algo auténtico, de primera mano, tengo que vaciarme de todas estas ambiciones o deseos. Hasta que desaparezca el bullicio de tantas ideas adquiridas y pueda percibirse el silencio que abre las puertas a mi auténtica vida.

Cuando empiezo a escuchar serena y cuidadosamente el silencio que está detrás de todas las voces conocidas, dejo de entretenerme en cambiar las situaciones de mi vida y las de los demás. Descubro el valor, hasta entonces desconocido para mí, de la observación silenciosa. Compruebo así lo sencillo que es vivir en un estado de meditación, porque la mente meditativa es el estado natural de la mente creativa.

Meditar es ser consciente, vivir vigilante, mirar de una manera nueva. Mientras sólo veo a través de apariencias, sean ideas, estados de ánimo o hábitos pisco-físicos, todo se mueve por el mismo carril acostumbrado, todo es mecánico y aburrido. Para ver más allá de lo que vemos, para que nuestra mirada sea verdadera, creadora, hay que soltar lo que veníamos viendo, hay que abandonar esquemas viejos, hay que colocarse en otro lugar desde donde nuestra vista abarque un espacio más amplio. Es aprender a ver lo invisible en todo lo que aparece ante mi vista. Es como dirigir nuestra mirada allí donde normalmente no veíamos nada. Es como estrenar nuevos ojos para una nueva manera de ver que creará una nueva vida.

En el espacio ilimitado de nuestra mente, escuchando el silencio interior, surge la meditación, la contemplación gozosa de "lo que es" de instante en instante. El vaciar la mente de actitudes fijas, de recuerdos, de creencias, la deja en un estado inocente en el que el silencio aparece y comienza su actitud creativa. En cada situación, en cada momento de la existencia en el que irrumpe el silencio en mi mente, allí distingo lo real de lo irreal, allí me siento libre y en comunión con todo. Comprendo entonces que la vida es algo que se está inventando a cada latido de mi corazón.


Experiencias y plenitud