martes, 21 de junio de 2016

Paciencia: El secreto para lograr y atraer lo grandioso


Decía un escritor famoso: Quiero paciencia… ¡Y la quiero ya!

Realmente la paciencia no tiene que ver con aguantar, negar o disfrazar las cosas que no queremos. No significa que tengamos que fingir que estamos bien cuando no lo sentimos, ni que tengamos que decir las cosas que no queremos. La paciencia es un estado de ser muy poderoso, un ingrediente creativo para lograr todo aquello que nos propongamos.

¿Qué significa la palabra paciencia? ¿Tolerar? ¿Aguantar lo que no nos gusta o queremos? Si intentas lograr algo en la vida y no estás bien seguro de que significa esta palabra, entonces quizá te desesperes a menudo cuando las cosas que anhelas no suceden rápido.

De nada sirve que soñemos con atraer la pareja ideal, un buen trabajo o una buena suma de dinero si no tenemos paciencia. ¿Cuántas veces hemos soñado cosas y al ver que no suceden dejamos de enfocarnos en ellas o nos conformamos con cosas menores?

La paciencia significa tener confianza. La confianza es algo que se va desarrollando poco a poco en los seres humanos. La confianza significa que uno sabe (y no cree), que lo que quiere va a llegar. No es lo mismo saber y creer. El creer tiene que ver con una conjetura.

Tú puedes creer que hay un gato blanco afuera de tu casa porque alguien te lo dijo. Pero no lo sabrás hasta que realmente salgas y veas al gato.

Si tú crees que va a llegar lo que quieres, entonces la duda y los sentimientos de que quizá no llegue lo que buscas, por cualquier razón, podrían rondarte a menudo por la cabeza. Tú intentaras negarlos o sobreponerte a ellos, y entonces lo que sueñas se convertirá en una lucha entre tu incredulidad y lo que quieres.

Saber significa que tú has comprobado algo, y lo has asumido como verdad. Creer es una conjetura. Una conjetura significa que algo podría o no podría ser, que sólo lo tienes como información intelectual, pero no lo has experimentado como tal.

La paciencia es un estado donde tu sabes que lo que sueñas sucederá. Cuando tienes paciencia, simplemente fluyes con lo que quieres, actúas como si ya lo tuvieras, hablas en torno a esa verdad. Cuando te sientes impaciente, estas dudando de ti mismo, y mientras haya duda hay dualidad, y si hay dualidad no sucede nada.

Desconfiar significa que estás actuando de acuerdo a juicios previos o que crees lo que piensa la mayoría en lugar de confiar en ti. Por ejemplo: quieres encontrar un mejor trabajo pero no renuncias al que tienes porque te has dejado llevar por lo que dicen los periódicos o las noticias acerca de los desempleados. Además, en tu oficina te han dicho que la cosa está difícil y que será mejor que aguantes. Tú admites esto como verdad y entonces desconfías de ti y de las condiciones externas, no confías en que encontrarás un trabajo mejor. Así que te vuelves tolerante con el trabajo que tienes, aunque no te guste.

Por otro lado, podemos nosotros atrevernos a dejar el trabajo que no nos gusta, pero si vemos que después de un determinado tiempo no llega el trabajo que queremos, quizá nos desesperamos, es decir, empezamos a creer que en verdad la situación está difícil, que no hay empleos y que se nos han juntado cuentas por pagar. Puede ser que empiece la queja con los demás, la protesta, el enojo. Nos volvemos intolerantes y poco pacientes porque estamos dejando ese estado de saber, de sentirnos conscientes de nuestras habilidades creativas, dudamos de que lo que queremos llegará, y volvemos a aceptar cosas que no queremos o nos gustan porque “es lo que hay”.

lunes, 20 de junio de 2016

“Sensibilidad”


“De aquél que se siente herido, ofendido, con facilidad se dice que es sensible. 

No, la verdadera sensibilidad es una total apertura a la belleza y a la luz del mundo divino y un cierre a todas las fealdades y absurdidades del mundo humano. 

Así pues, lo que se llama generalmente sensibilidad, es decir la capacidad de sentir dolorosamente la indiferencia, el desprecio, las críticas y las ofensas, no es en realidad más que susceptibilidad, sensiblería. 

Entonces, ¿qué queda para estos pobres desgraciados, para quienes no existe ni el Cielo ni los ángeles ni los amigos ni la belleza, sino sólo la gente injusta, malvada y malintencionada?

No debemos confundir sensibilidad con sensiblería. 

La sensiblería es la manifestación enfermiza de un «yo» pobre, mezquino, estrecho y neurálgico. 

El título más valioso que puedes conseguir es el de buena persona


El título más valioso que puedes conseguir es el de buena persona. Este título, por supuesto, no se concede en la escuela o en la universidad, sino en nuestro caminar por la vida. Así, sea este el que sea, si nuestros valores son buenos, lo reflejaremos en nuestras actuaciones.
No obstante a este respecto cabe destacar que si creemos que siempre debemos “dar lo bueno”, entraremos en un bucle del que es complicado salir, pues no siempre podemos sembrar bondad y hacer lo correcto ya que las características psicológicas difícilmente pueden conceptualizarse de manera polarizada.
Lo que quiero decir es que hay veces que lo correcto a través de nuestros valores implica algún tipo de sufrimiento que no deseamos y que, por supuesto, no es bueno. Pero con todo ello ser buena persona requiere minimizar el daño en pro de lo considerado cuando este sea inevitable.
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La capacidad de amar y de trabajar refleja nuestra madurez

Como en una ocasión diría Sigmund Freud a su discípulo Erik Erikson, la capacidad de trabajar y de amar son dos maravillosos indicadores del logro de la madurez plena. El buen desempeño en estas dos parcelas vitales se construye fielmente de la mano de nuestra inteligencia emocional.
Por eso no es de extrañar que, como dijo Howard Gardnerd, “una mala persona no puede llegar a ser un excelente profesional”. Realmente la bondad personal se observa en la confluencia de una serie de valores que nos ayudan a ser mejores con nosotros y con los que nos rodean.
No obstante, para evitar caer en el mero sentimentalismo carente de autocrítica, debemos tener claro que nuestra balanza no debe inclinarse a pensar que todo se resuelve a través del diálogo, de la tolerancia y de la solidaridad. Sin embargo, tampoco es adecuado creer que la fuerza y la intolerancia es la vía más adecuada para resolver los problemas.
Lo bueno y lo malo, el ying y el yang, lo blanco y lo negro coexisten y estructuran nuestro mundo y en nuestra personalidad. Así, ser buena persona debería entenderse como un equilibrio de fuerzas basadas en buenos valores y, por ende, en el respeto mutuo.
No ganamos nada creyendo que somos unos santos y los demás unos diablos. No ganamos nada cayendo en el victimismo crónico que hace que el resto de la gente sean verdugos de nuestros males.
Es más inteligente emocionalmente hablando que no confundamos tolerancia conbuenismo, pues estaríamos equiparándolo a términos como la resignación y otros conceptos derivados de la palabrería que caracteriza la autoayuda. Esto no redunda en beneficio directo sino que, como hemos dicho, nos envuelve en un bucle insano.
Cuando hago referencia a “ser buena persona” me refiero a ser una persona con dignidad y buenos valores, no a dejarse aplastar porque “debemos poner la otra mejilla”. Tenemos una serie de derechos asertivos que debemos mantener siempre presentes para hacernos valer a nosotros y a los demás:

Creencias equivocadas del Camino Espiritual


Cuando comenzamos a transitar el camino espiritual, buscamos la perfección en nuestras vidas. Tratamos de mejorar nuestro carácter, costumbres, ideas, alimentación, y hasta la vida social. A veces, hacemos “SACRIFICIOS” con el fin de alcanzar una vida más plena y feliz; sin embargo, muchas veces no llegamos al estado de éxtasis o plenitud que anhelamos.

La decepción puede llevarnos a rechazar la disciplina que habíamos emprendido, o en el peor de los casos, puede desmoralizarnos a tal punto de pensar que “Dios se ha olvidado de nosotros”. En realidad los errores como tales no existen, pues todo nos conduce a un necesario aprendizaje. Todo es un asunto de consciencia que solo puede expandirse a partir de las vivencias que nosotros mismos hemos invocado, sin juicio alguno si tales experiencias son “buenas” o “malas”.

El Universo funciona como una gran computadora: hay que saber presionar las teclas adecuadas para obtener lo que se desea. Cuando no lo estamos haciendo, la computadora se detiene, espera fría y silenciosamente la señal eléctrica correcta. El Universo tiene sus “teclas” y la metafísica nos las enseña. ¿Cuáles son? Algunas escuelas esotéricas han tergiversado estas enseñanzas, quizá sin ninguna mala intención, con lo que han llevado a muchas personas a cometer “errores” y a frustrarse en sus expectativas.

Algunos de los “errores” más comunes son los siguientes:

1. ENVOLVERSE EN UNA BURBUJA DE PROTECCIÓN, O EN UNA LUZ, O EN COLOR, O PEDIR A ÁNGELES, O CUALQUIER OTRA FORMA QUE PROTEJA DE LOS PELIGROS QUE EXISTEN AFUERA

Lo único que logra este tipo de ejercicio es fomentar la idea de que algo externo puede tener más poder que nosotros. Nuestra mente percibe que hay algo allí afuera que puede, por ejemplo, lastimarnos o hacernos daño. Pero, según las enseñanzas espirituales, TODO ES DIOS; por lo tanto, nada puede hacernos daño.

En realidad, debería practicarse algún tipo de ejercicio de reconocimiento de la seguridad personal. Este ejercicio podría decir: “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo, estoy rodeado de hermanos, vivo en el mundo que Dios ha creado y sólo veo amor en todas partes”. En síntesis, al elegir qué ejercicio mental o meditación hacer, se deberá buscar aquel que nos recuerde la naturaleza divina de la vida y no el peligro que percibe nuestro ego.

Muchas personas creen que repitiendo ciertas afirmaciones pueden transformar su situación personal, lo que encierra un “error”. No son los pensamientos lo que determinan nuestra realidad sino nuestras “creencias”. Solamente los pensamientos que hemos interiorizado y tomado como nuestra verdad son los que se manifiestan. Dicho de otra manera, aquello que sentimos internamente que es así, es lo que toma forma en el mundo externo.

La mente humana produce un promedio de 60,000 pensamientos diarios, la mayoría de los cuales son negativos para quienes se encuentran inmersos en los medios masivos de comunicación. Las afirmaciones son necesarias para lograr implantar una creencia nueva en nuestra mente subconsciente y la repetición de estas afirmaciones es un procedimiento adecuado, pero hasta que no le agregamos la emoción o sensación que acompaña a esa idea, no la interiorizamos como una verdad dentro de nosotros.

La repetición de palabras carentes de emoción no es efectiva. Por lo tanto, si yo repito “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo” pero no me siento realmente seguro, de nada me servirá. Es necesario seleccionar ejercicios mentales, meditaciones o visualizaciones que fomenten las creencias de: paz, armonía y prosperidad.

2. ENVIAR LUZ A OTROS PARA QUE MEJOREN

Se puede enviar luz o energía a otras personas para que se curen de cierta enfermedad, para que mejoren su situación económica, su vida afectiva, y demás. Sin embargo, la mayoría de estos ejercicios se parecen más a una forma de manipulación que a una verdadera ayuda espiritual.
Primero y principal: si se va a ayudar a otro, hay que asegurarse de que la persona lo pida y lo necesite. Si esto no se da, tenemos que trabajar con lo que estamos percibiendo, porque “el problema” es algo personal que nos atañe a nosotros mismos y no a la persona que está sufriendo. Si la persona a ayudar esta inaccesible o inconsciente, habrá que pedírsele permiso a su alma y recibir confirmación de alguna manera antes de proceder.

La mayoría de los problemas o enfermedades son sólo momentos de prueba que está viviendo un individuo; son necesarios y muy útiles para el “despertar de su conciencia”. Nunca sabemos en realidad desde afuera cuán importante puede ser para cada persona la situación que está atravesando en determinado momento. Podemos percibir esa situación como algo terrible, doloroso, injusto o innecesario, pero cualquiera sea nuestra interpretación nunca será correcta ni completa.
El enviar la luz a la persona podría incluso hasta acelerar o entorpecer su ritmo personal. Nuestra intervención es innecesaria y, la mayoría de las veces, no es más que un deseo egoísta de que la persona resuelva rápido su problema porque éste nos despierta angustia o dolor.

Personalmente, recuerdo que una vez se acercó un amigo íntimo a decirme que estaba muy preocupado por mi situación. Yo le respondí que su preocupación no me ayudaba, que si realmente quería hacer algo bueno por mí, tenía que confiar en mí y saber que mi Guía Interior me revelaría en el momento adecuado lo que yo necesitaba hacer.

En lugar de enviar luz a otros cada vez que veas una situación difícil, comienza por enviarte luz a ti mismo para que tu Guía Interior te haga ver la Verdad que está operando en dicha situación.

3. CREER QUE VAMOS HACIA DIOS, QUE EVOLUCIONAMOS ESPIRITUALMENTE

No vamos hacia Dios, YA ESTAMOS EN DIOS! Todo lo que nos rodea forma parte del gran cuerpo universal de Dios. No evolucionamos espiritualmente. Nuestro Espíritu es Perfecto y Completo; no puede ni tiene que evolucionar. En realidad, es un problema semántico, ya que la evolución espiritual no existe. Lo que queremos significar con eso es el despertar de nuestra Conciencia a esa perfección y cuanto más rápido lo hacemos, más plenos y felices vivimos.

Tal vez el “error” provenga de las enseñanzas religiosas que nos dicen que Dios está “en el cielo”, como si nosotros estuviéramos separados de Él. Nosotros y el “cielo” somos UNO, y debemos aprender a reconocerlo y a vivenciarlo; en eso consiste nuestra Evolución de Conciencia o Despertar Espiritual. Conócete a ti mismo -profundamente- y despertarás de toda ilusión y engaño implantado por agentes exteriores a ti.

4. ANGUSTIARSE O PREOCUPARSE CUANDO HAY UN FAMILIAR ENFERMO O ATRAVESANDO ALGÚN TIPO DE CRISIS

En nuestra cultura está bien visto que uno se aflija o sufra a la par de sus seres queridos; sin embargo, eso sólo aumenta el pesar. Si interpretamos nuestro pesar desde otro nivel, esto significa que creemos más en el poder de la enfermedad o la crisis que en la solución.

Cuando te afliges por la enfermedad de un ser querido, agravas esa enfermedad, le das más fuerza y poder, alimentando a la víctima en su propia victimización. La solución es hacer un esfuerzo personal y reconocer que, más allá de nuestro entendimiento, hay una Inteligencia Superior que está actuando y que tiene el poder de restaurar completamente a nuestro ser querido, si así lo desea dicha persona. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de problema o crisis. Si nos afligimos, es porque nuestro ego ha aceptado que hay una fuerza más potente que el Poder Divino.

5. CREER QUE UNO HA SIDO “ELEGIDO” POR DIOS

Muchas personas que estudian en escuelas esotéricas se sienten especiales y evolucionadas. Sienten que Dios los ha conducido al lugar adecuado para su crecimiento y evolución; que la información que va a recibir es muy importante y no puede divulgarse a personas que no están tan evolucionadas, porque no tienen la capacidad para entenderla o para darle un buen uso. Esta presunción se convierte en una forma de arrogancia, nada espiritual, que nos hace pensar que somos privilegiados, especiales, elegidos, y que los demás están descarriados o perdidos en la vida.

Esta forma de arrogancia también se ve en las religiones que se sienten propietarias de Dios. Si uno no sigue su culto, está perdido. En el Universo existe un solo Dios y es el mismo para Todos. Los humanos inventan diferentes maneras de rendirle culto, crean dogmas y doctrinas, pero, en esencia, todos adoramos al mismo Dios.

Todos somos iguales ante los “ojos” de Dios. En realidad no existe tal Dios como lo que está pintado en las imágenes de la mayoría de las religiones estructuradas. Solo hay Existencia, el poder de la Vida, en sus multidimensionales e infinitas manifestaciones. Para La Existencia nadie está más adelante ni más atrás. Nadie vale más ni menos. Cualquier interpretación y clasificación como ser especial corresponde al terreno del ego humano y no al terreno de lo existencial.

6. SACRIFICARSE POR OTROS

domingo, 19 de junio de 2016

“Dejar fluir el agua”


“¡Cuántas tierras se han convertido en desiertos a causa de la falta de agua! 

Pero también, ¡cuántos desiertos en los que se ha podido llevar el agua, han sido transformados en tierras fértiles! 

El agua es la vida que circula. Aquél que quiere convertirse en una tierra fértil debe siempre dejar fluir el agua de la vida en él, sin ocuparse de saber qué árboles crecerán, florecerán y darán frutos ni qué pájaros irán a cantar en esos árboles.

Alguien dirá: 

«Pero yo quiero saber de antemano cuál será el lugar de este árbol o de este pájaro y sobre qué rama irá a cantar.» 

Si espera conocer todos estos detalles antes de decidirse a dejar fluir el agua, los siglos pasarán y ninguna hierba crecerá, ningún pájaro cantará. 

Dejad pues fluir el agua, veréis entonces cómo cada cosa encontrará su sitio, cómo todo cantará, todo florecerá. 

Dejar fluir el agua significa no cesar nunca de amar. 

El Potencial Humano: Capacidades Asombrosas se Encuentran Dormidas en Tu Interior


Poco o muy poco se conoce de la verdadera esencia y el potencial que alberga el ser humano, solamente se perciben unas escasas briznas de lo que somos realmente.
Algunos afortunados logran nacer o despertar en si mismos, algunas de esas capacidades que nos han sido robadas. Hay muchos dones que calificamos de extraordinarios, como la telepatía, la telekinesis, la clarividencia o la mediumnidad entre otros.
Cuando conocemos a personas que los ostentan, nos sorprendemos e incluso los envidiamos, otros los apartan como a bichos raros o simples fenómenos de feria. Estos dones no están comúnmente desarrollados al ciento por ciento, pero aun así sorprenden.
Los poseedores de estas capacidades, suelen ocultarlas ya que suelen provocar rechazo en la gran masa y son literalmente excluidos por la sociedad, aunque últimamente se esta empezando a aceptar bástate mejor estas capacidades.
Estas cualidades incluidas dentro del saco del misterio o la parapsicología y que la ciencia estudia un poco de tapadillo, suelen ser cubiertas del halo de la paranormalidad y no debería ser así, ya que estas “extrañas” cualidades o dones, deberían no solo ser comunes al ser humano, si no totalmente normales y asumidas como un tesoro que se nos arrebato.
Los humanos fuimos manipulados y castrados genéticamente para ser manejados como meras fuentes de alimentación y simple mano de obra.
Pondré un símil tecnológico paralelo a lo que sucede con el ser humano para haceros una idea mas aproximada.
Cuando adquirimos un Gadget tecnológico tipo smartphone, un ordenador o similar, la maquinaria o hardware y la interfaz o software, tienen unas capacidades y un potencial de recursos y de calculo que a la hora de ser comercializados y entregados al publico, poco o nada tiene que ver con su verdadera capacidad.
Cuando estos aparatos llegan a nuestras manos, vienen con unas funciones muy definidas y limitadas (castrado), no se nos explica el abanico de funcionalidades y el potencial de la máquina, estas se venden capadas y finalizan su ciclo vital sin haberlas puesto al cien por cien de su capacidad y sin haber explotado todas sus virtudes y utilidades que ofrecen los componentes que contiene.
Solo unos pocos, con los conocimientos necesarios, estudian las características del hardware y su software, y le sacan el rendimiento real a la máquina, para ello han tenido que someterla a un hackeo para saltarse todas las trabas que puso el fabricante y poder desarrollar de forma libre su verdadero potencial.
Al humano actual le pasa lo mismo, salimos de fabrica castrados y con todo nuestro potencial apagado, funcionales si, pero a un nivel verdaderamente bajo.
Somos como el bonito celular de moda que hace fotos, envía correos, mensajes, puedes echar unas partidas a unos pocos juegos y manejar unas aplicaciones, pero acabará en un cajón o reciclados, sin haber sido debidamente exprimidas todas sus posibilidades.
Nosotros venimos con unas capacidades dormidas y solo unos pocos han sabido comohackearal humano para desarrollar mínimamente su potencial, pero sin llegar a su tope siquiera.
Cuando la ciencia halló el ADN, descubrió un mundo de posibilidades, pero también halló un puzzle de difícil solución o eso nos venden.
El ADN esconde una cantidad de información y potenciales que a día de hoy la ciencia académica esta aun lejos de su descodificación. Actualmente muy poco se sabe de él y el avance es lento.
La prueba la tenemos cuando averiguamos que el 98% del código genético es considerado basura, esto llamado así tan despectivamente, es para la ciencia académica mejor que reconocer que no tienen ni idea, máxime cuando estas dos hebras de código están mutiladas y muy simplificadas y aun así se les reconoce un futuro potencial gigantesco, pero si estas hebras están mutiladas y falta código
¿Cuál es la verdadera estructura del ADN y cual su potencial?
Aquí entramos en el meollo del asunto, de momento no voy a comentar quien manipulo nuestro ADN y con que fines, pero si entraremos, en que nos robaron, cuan extraordinarios somos y que tamaña injusticia nos ocasiono esto.
Son muchas las cualidades extraordinarias las que se encuentran dormidas y ocultas en nuestro ADN de estar todas ellas activas no solo seriamos seres distintos, si no que estaríamos mas cerca del arquetipo de superhombre, que la ciencia ficción nos ha vendido, una especie de X-Men todo en uno, y es porque, seguramente puede parecer este superhombre, un fantasioso modelo de humano lleno de capacidades sobrenaturales, casi de película.
No hay nada sobrenatural en nosotros, si no más bien lo contrario.
Nuestras capacidades han sido mermadas, perseguidas y ridiculizadas, por los grandes medios y por la sociedad en general, pero no son pocas las investigaciones que a lo largo del siglo pasado y lo que llevamos de este, se ha llevado a cabo por servicios de inteligencia y estamentos militares que están lejos de ridiculizar todos estos potenciales y los ha tomado muy en serio.
Han experimentado con ellos para desarrollarlos y potenciarlos con motivos muy oscuros.
Todas las capacidades que voy a comentar brevemente son maravillosas vistas y desarrolladas bajo un prisma positivo y pueden ser muy útiles para la sociedad, pero bajo un prisma negativo, pueden hacer mucho daño.
Podrías pensar que es todo fruto de una mente ilusa y fantasiosa, si no fuera porque existen evidencias en la historia de personas que han nacido con ellas o han logrado despertar y desarrollar algunas de estas asombrosas capacidades.
Voy a ir desgranando algunas de estas asombrosas capacidades que nos fueron apagadas para poder someternos y pasar de ser seres plenos, a ser meras materias primas, herramientas, ganado.
Capacidades durmientes del ser humano 
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Telepatía

ANAPANASATI: MEDITACIÓN PARA ILUMINARSE


ANAPANASATI es la meditación consciente en la respiración (inhalación y exhalación). Fue la primera meditación que expuso Buda.

Buda puso especial énfasis en esta meditación, ya que es la puerta de entrada a la iluminación y al Nibbàna; y porque ha sido adoptada por todos los Buddhas del pasado como la base principal de su logro de la Buddheidad. Cuando Buda se sentó al pie del Árbol del Bodhi y resolvió no levantarse de ahí hasta que alcanzara la iluminación, tomó el ànàpàna-sati como su objeto de meditación.

Sobre esta base, alcanzó las cuatro absorciones (jhànas), recordó sus vidas previas, desentrañó la naturaleza del samsàra, experimentó los sucesivos conocimientos introspectivos y, en el atardecer, alcanzó la sabiduría ilimitada de un Buddha Totalmente Iluminado.

“Aquí, monjes, un monje que se ha ido al bosque, o al pie de un árbol, o a un lugar vacío, se sienta con las piernas cruzadas, sosteniendo erecta su espalda, haciendo emerger la atención plena frente a él.”

Esto significa que cualquier persona que pertenezca a uno de los cuatro tipos de individuos mencionados en esta enseñanza – es decir, bhikkhu (monje), bhikkhùni (monja), upàsaka (laico), o upàsikà (laica) – deseoso de practicar esta meditación, debe ir ya sea a un bosque, al pie de un árbol apartado, o a una morada solitaria. Ahí deberá sentarse con las piernas cruzadas, manteniendo su cuerpo en posición erecta, fija su atención plena en la punta de su nariz, el lugar de su objeto de meditación.

Si hace una inhalación prolongada, deberá comprender tal acto con plena atención. Si hace una exhalación prolongada, deberá comprender tal acto con plena atención. Si toma una inhalación corta, deberá comprenderlo con plena atención, si hace una exhalación corta, deberá comprenderlo con plena atención.
“Inhala experimentando el cuerpo en su totalidad, exhala experimentando el cuerpo en su totalidad”
Esto es, con atención bien situada, ve el principio, el medio y el final de las dos fases, la inhalación y la exhalación. Conforme practicas la observación de la inhalación y exhalación con atención, se calmarán y tranquilizarán las dos funciones de inhalación y exhalación.

Buda ilustró esto con un símil. Cuando un hábil tornero o su aprendiz trabajan un objeto en su taller, atienden a su labor con atención fija: al hacer un giro largo o uno corto, saben que están haciendo un giro largo o uno corto. De la misma manera, si el practicante de meditación inhala largamente lo comprende como tal; y si exhala largamente, lo comprende como tal; si hace una inhalación corta, lo comprende como tal y si su exhalación es corta, lo comprende como tal.

Ejercita su atención de tal forma que ve el principio, el medio y el final de estas dos funciones de inhalación y exhalación. Comprende con sabiduría la tranquilización de estos dos aspectos, de la inhalación y la exhalación.

Se da cuenta entonces de que su cuerpo, el cual ejercita las dos funciones de inhalación y exhalación, es únicamente un cuerpo, no un ego o “Yo”.

Esta atención plena y sabiduría son útiles para desarrollar una mejor y más profunda atención y sabiduría, capacitándolo para descartar las concepciones erróneas de las cosas en términos de “Yo” y “mío”. Entonces, llega a estar capacitado para la vida con sabiduría respecto a este cuerpo y no se aferra a nada en el mundo con una visión errónea.

Viviendo sin apego, el meditador recorre el camino hacia Nibbàna a través de la contemplación de la naturaleza del cuerpo.

LOS PRELIMINARES DE LA PRÁCTICA

En primer lugar, Buda indicó una morada apartada para practicar el ànàpàna-sati. En el sutta se mencionan tres lugares; el bosque, el pie de un árbol, o un lugar vacío. Este puede ser una tranquila cabaña, o una habitación libre de la presencia de otras personas. Hasta podemos considerar una sala de meditación como un lugar vacío. Aunque puede haber una gran cantidad de personas en dicho lugar, si cada uno permanece quieto y callado puede considerársele un lugar vacío.

Buda recomendó un lugar así porque para practicar el ànàpàna-sati, el silencio es un factor esencial. Un meditador principiante encontrará más fácil desarrollar su concentración mental en la respiración sólo si hay silencio. Aún si uno no pudiera encontrar el silencio completo, se debería elegir un lugar tranquilo en donde se pueda disfrutar de privacidad.

Buda explicó después la posición de sentado. Hay cuatro posturas que pueden adoptarse para la meditación: de pie, sentado, acostado y caminando. De estas la postura más adecuada para la práctica del ànàpàna-sati al principio, es la postura sentada.

La persona que desee practicar el ànàpàna-sati debe sentarse con las piernas cruzadas. Ésta no es una postura fácil para todos, pero puede dominarse gradualmente.