viernes, 1 de marzo de 2013

TE ACEPTO TAL CUAL ERES por Merlina Meiler



Con el tiempo aprendí que a la gente hay que aceptarla tal cual es.

Pretender cambiar al otro en cuestiones de fondo solo acarrea sufrimientos y frustraciones, y además genera en la otra persona mala recepción ya que de alguna manera (directa o indirectamente) percibe que estamos intentando presionar respecto de aspectos que no desea modificar. Las imposiciones externas generan resistencia y el resultado opuesto al que queremos llegar.

También aprendí que podemos pedirle a la otra persona que realice algún cambio menor, siempre y cuando esté de acuerdo en hacerlo. Una cosa es pedirle de buena manera a alguien que sea menos desordenado, por ejemplo, y otra muy diferente intentar trastocar su escala de valores o sus prioridades en la vida. Intentar modificar facetas de la conducta del otro implica, a mi entender, estar buscando algo que esa persona no es.
Solemos perder mucho tiempo presionando al otro para que sea de tal o cual manera, para que reaccione como queremos o rumiando por no obtener la reacción que desearíamos, sin darnos cuenta de que nuestro gasto de energía es inútil, ya que esa persona no tiene la cualidad que nos esforzamos en atribuirle. Esto se aplica en temas importantes y también en los menores.

Aceptar a nuestro prójimo implica hacerlo de forma incondicional, y entender que nadie es 100% como nosotros quisiéramos. Si nos miramos al espejo, encontraremos rasgos de nuestra personalidad que debemos aprender a tolerar y a sobrellevar día tras día.

Pues usemos este mismo espejo para entender que quienes nos rodean tampoco son perfectos, y para ver más allá de algunas cosas que no nos agradan a fines de conectarnos con la verdadera esencia del otro. En este punto es donde radica la verdadera conexión entre los seres.

Asimismo, con el trascurso del tiempo entendí que si hay cosas de la otra persona que realmente me molestan o no compatibilizan conmigo ni me hacen sentir mejor, o se contraponen a mis creencias o a mi manera de ver la vida, pues es mejor dejar que siga por su camino y yo continuar en el mío. Siempre es sano saber qué limites ponerles a los demás y a nosotros mismos.

El saber popular dice: “Tómalo o déjalo” y creo que se aplica en este tema también: acepta incondicionalmente, o no aceptes y déjalo ir.

¿Aceptas a la gente tal cual es?


¿nos enseñaron a aceptar a los demás como son?...


Nos enseñaron a aplaudir cuando algo nos gustara. Nos enseñaron a tenerle miedo a la oscuridad, a creer que el sol era mejor que la lluvia.


Nos enseñaron a decir "lo siento" ante una tragedia. Nos enseñaron a caminar cuando apenas podíamos sentarnos, nos dijeron que teníamos que correr cuando estuviésemos apurados.

Nos enseñaron que había que crecer ante los golpes, nos dijeron que debíamos levantarnos si llegábamos a caer.

Nos enseñaron a vestirnos bien, a peinarnos bien. Nos enseñaron a hacer silencio cuando hablara otra persona. Nos enseñaron que el día que lloviera, debíamos taparnos para no mojarnos.

Nos enseñaron que para gritar había que tener motivos, y no nos dieron razones cuando preguntamos porque cortaron el grito de algún mortal.

Nos dijeron que los hombres no lloraban, que no debían mostrar sus debilidades, que tenían que ser fuertes.

Nos enseñaron a saludar correctamente, aun a aquellas personas que no nos gustara su forma de ser. Nos enseñaron a llorar a escondidas, porque "la risa es mejor que el  llanto".

Nos insinuaron que las mujeres debían casarse antes de los 30, sino pertenecerían al 'sector solteronas/es'.

Y cuando no aplaudimos, cuando preferimos la noche, cuando no decimos lo siento, cuando caemos y no logramos levantarnos (o no queremos), cuando no nos vestimos ni nos peinamos bien, cuando no hacemos silencio, cuando olvidamos los buenos modales, cuando la lluvia nos moja, cuando gritamos sin razón, cuando no saludamos; cuando en lugar de reír, lloramos; cuando tenemos 30 años y seguimos caminando por la vereda de la soledad, y cuando... cuando pasa todo esto, los maestros de la vida, se olvidan que necesitamos decir lo que pensamos y hacer lo que sentimos.
Se olvidan de que tienen que aceptarnos como somos...
así como olvidaron enseñarnos aceptar a los demás

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