viernes, 22 de julio de 2016

APRENDER A VIVIR DESDE LA ESENCIA


“Si estoy Centrada puedo “convivir” con las diferencias del otro, pues en el Centro veo que somos lo mismo, en mi centro estoy yo y el otro, y todo el universo.

Es cuando me despisto, me des-centro que me molestan las diferencias que se muestran en la personalidad, todo cambia cuando vuelvo a mi centro, desde allí puedo ver con claridad el funcionamiento de mi “personaje” y el funcionamiento del “personaje” del otro, y es todo como un “juego”, o como “una obra de teatro”, donde cada cual desempeña “su papel”, “su personaje”, y desde el Centro me doy cuenta que la “obra” es perfecta, y que no afecta en nada a esa profundidad que soy.

Puedo, en la “superficie”, cambiar lo que quiera para que “la personalidad” se desempeñe mejor, pero lo que cambie afuera, no modifica para nada mi Centro, mi Esencia.

Desde allí, desde esa profundidad que soy, ese Centro, brota todo lo que soy, el amor, la lucidez, la energía, todas las cualidades básicas salen de allí y se expresan en el mundo por medio de mis vehículos: cuerpo, mente, emociones.

En la medida que voy limpiando los “programas tóxicos” que ya no aportan a una vida saludable, programas/creencias instaladas en la niñez y alimentados posteriormente mediante la repetición automática (miedo, inseguridad, exigencia, perfeccionismo, dependencia emocional, etc), se va trasluciendo más ese fondo, se va limpiando el camino para que el Ser, el Centro, se exprese sin distorsiones en mi vida diaria concreta.


El descubrir mi Centro, mi Esencia, es la real solución a los “problemas”: experimentar que hay algo en mí que no es afectado por nada, ni por nadie y que es la fuente de donde surge todo, que es una fuente inagotable de amor, de inteligencia, de energía, donde puedo “descansar”, desde donde puedo observar la vida sin juicios, sin dependencias, sin contrariedades, sin expectativas….

Cada vez que mi personalidad está “movida” por los vientos de la vida, observo desde el Centro; cada vez que me despisto con alguna situación externa o interna que despierta alguna “sombra”, me Centro, porque es Centrada como puedo vivir esa situación, por dolorosa que sea, respirándola, observándola, llorándola, comprendiéndola y aceptándola, integrándola, en definitiva Sanándola.

También las situaciones agradables he de vivirlas centrada, para recordar que “todo pasa” y no aferrarme a nada. Y todo este movimiento en la superficie no afecta a mi Centro (como las olas en la superficie no afectan el fondo del océano).

El secreto de una vida plena, serena, armoniosa, pacífica, a pesar de cualquier situación que esté atravesando, aunque la personalidad esté confundida y no sepa como “salir del embrollo”, mas allá de estar bien o mal en la superficie (porque en definitiva, todo es pasajero, transitorio) es Centrarme, vivir cada vez más y más en mi Centro (Ser, Observador, Esencia), en la vida diaria, tanto en la actividad, como en el reposo, tanto si estoy sola como acompañada, mediante el estar atenta (sin juicios, solo observando) y cuando me doy cuenta que me vuelvo a despistar, vuelvo al Centro.


Esto tiene grandes repercusiones a mi alrededor, cuanto más vivo desde ese nivel esencial, más fácil me es conectar con el otro, comprender al otro, acompañar al otro….todo fluye cuando estoy centrada, y me doy cuenta que “no hay nada que hacer”, en ese nivel “todo sale solo”.

Cuando me despisto, toda esa “magia” desaparece momentáneamente y me identifico con lo que le pasa a mi personalidad, con todas sus consecuencias de placer/dolor…..vuelvo a centrarme y otra vez la paz, plenitud…

Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal


Fuente: Sendero Transpersonal

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