Llega un momento en nuestra evolución, cuando verdaderamente entendemos lo que la mente es. Y empezamos a observarla, y nos damos cuenta que funciona sin nosotros.
Empezamos a observar como la mente actúa. Vemos como nos deprime. Vemos como nos enfada. Vemos como nos hace feliz. Nos vemos cuando conseguimos algo grande, y pensamos que somos importantes.
Simplemente el observar por sí solo hace que avances en tu evolución, ya que te demuestra que es imposible que “yo” sea la mente, porque “yo” la he estado observando todo este tiempo.
“Yo” he observado como mis pensamientos reavivan el pasado y me hacen infeliz, como me hacen sentir miedo porque algo malo puede pasar en el futuro si no tengo cuidado. Hemos visto como la mente hace todo esto.
Hasta que nos decimos a nosotros mismos: ¿Quién es este observador? ¿Quién es esta persona que ha estado observando la mente? Honestamente tenemos que decir: “No lo sé”, “no sé quien soy yo”, “no tengo idea quien ha estado observando” Pero tengo que admitir que “Yo” he estado observando.
Todos estos años pensaba que cuando yo decía
“Yo”, me refería a mi mente. Creía que mi mente era
“Yo”. Pero ahora mientras observo como me enfado, cuando observo como me deprimo, o como me alegro, me doy cuenta que estoy separado de mi mente.
Por tanto ¿Quién soy yo? ¿De dónde ha venido ese yo?
Es asombroso que pueda observar a mi mente hacerme todas estas cosas.
Pero ahora sé que existe un “Yo”.
¿Quién es este “Yo”? ¿Como lo puedo encontrar?